ELCARREIRON

ELCARREIRON
PARTE DE MI VIDA

lunes, 5 de marzo de 2012

VIVE EN MI RECUERDO

                                1,- ARÁNDANOS
2.- UVA EN MOVIMIENTO
3.-REYES DE ESCARCHA
4.- El VENTANU
5.- EL YUGO DEL TACTO
6.-GRICHÁNDANAS Y PECHADAS
 7.-  CAMINOS PELIGROSOS.
8.-  EL LIBRAMIENTO
9.-  JUGUETES
10.-EL PESCADERO "ADOLFO"
11. AMANECER Y CASTAÑAS
12.-LA FAJA
13.-LA HUELGA DEL_62
14.- A MI MADRE
15.- LA CASTRACIÓN
16.- EL JILGUERO Y EL GALFARRU
17.- UNA TRUCHA CON SORPRESA
18.- ALEGORÍA_1 !Ay los médicos!
19.- SONETO_1  La comunión.
20.- MI PRIMERA COMUNIÓN "SIN TRAJE"
21.- LA LOMBRIZ
22.- MI PRIMER TRABAJO (Cine Caboalles_Rufino)
23.- SONETO_2 (A Rufino)
24.- LUIS "EL ZAPATERO"
25.- NIEVE
26.- EL SEGUNDO ACTO




ARÁNDANOS


Escenario de vida perfecto. El sol bien colocado, Barbecho de problemas.
Guerrero con escarcela de trapo y por celada un sinfín de chinchones a causa de refriegas  de traviesos impúberes.
Pertrecho en sus atiborrados y sobresalientes bolsillos, asfixiados por los angostos cortos pantalones,  con cromos, trocitos de películas,
bolas de todo tipo, un"tirador", con  paso firme y decido , flanqueado por Abel, Jesus, Eliseo "El cuco", su hermano Floro,
 nos disponíamos al asedio del sotavento de la montaña del Barradiecho.
¿El botín?  el fruto de su ladera; aquél que de sus entrañas hacia aflorar y que  tan celosamente cuidaba.
Aquel prominente pétreo conocía a sus hijos, observaba mientras trepábamos por la ladera y hasta a el viento él ordenaba para, como Ángel de la Guardia, corregir cualquier descuido que pudiera tener la rapacería.
El gigante de piel arbórea  había dejado ausentase su costra helada y daba paso a una nueva  época de floración, al mismo tiempo que extendía sus brazos para que el viento no incomodara la floración de los arándonos.
Toda la camarilla sabia que era tiempo para la recolección de esa planta silvestre tan típica y sabrosa.
Los ojos se movían en cada uno de los "guajes" entre los ramajes más tupidas de frutos y la situación del contrincante.
Disimulando ese glotón apetito, nos íbamos situando de rodillas entre las matas e introducíamos las
manos con los DEDOS abiertos, cargando nuestros palmas de jugosas esferas de sabor celestial.
Soplábamos y soplábamos sobre el contenedor del dulce y salvaje alimento y vetábamos el resultado de nuestra colecta haciendo huir la hojarasca para, seguid amente elevarlas a nuestros paladares y repetir el goce una y otra vez con verdadera fruición
Era la culminación del esfuerzo, un verdadero deleite
Era el premio, todo estaba en sintonía: el aire, el verde, la montaña, las gentes, nuestras inocentes vivencias. Era un resurgir continuo de variadas y ricas experiencias. Regalos irrepetibles

                                                                                                                    José Luis Rodriguez García





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UVA EN MOVIMIENTO


El grado de maduración de la uva llega a su fin. El dios Eneo, cetro en  mano, espera sus  frutos. Itinerante hacia los Astures, progenitor del antiguo Reino de León
.Embelesa la vid en su correr por mi  villa, Caput Vallis, CABOALLES DE ABAJO.Sonoros monstruos con acentuados ronquidos llamaban la atención de los lugareños.
Los carruajes penados con  fatigosas cargas precedían a una estela, mezcla de aceites y humos, que  hacían morir a los paisanos del pueblo.
Estos monstruos en movimiento vomitaban ese aliento contaminante como respuesta a la fatiga que  la pesada carga les exigía.
El furgón en tránsito comenzaba el suplicio que le propinaba el chepudo camino; jorobas de sombras interminables de la Revoltona.
La penitencia se agiganta. Fatigado. Sus jadeos y ahogo se acentuaban. Gruñía cada vez con mayor  dolor.
Su caminar  se ralentizaba. Su rostro se descomponía; confundiendo a los  curiosos, llegando a dar la impresión de que la cabina del vehículo adoptaba las cualidades de un ser animado doliente.
¡Era el momento ¡
El relieve era el adecuado. El objetivo flaqueaba.
 Las fuerzas se desequilibraban.
 Noche estrellada. Juego de complicidad con la luna. Obscuridad suficiente
Infinidad de punzadas en el firmamento que dejaban  fluir el resplandor de luminosidad de que son dueñas.
Solo ese pequeño destello entre tanta obscuridad y el hermanamiento con la generosidad de las luciérnagas, eran los aliados del conductor y guía del mastodonte sonoro.
Un comando de chavales,  perfectamente organizados, pertrechados con sólidas “chirucas”, pantalón corto y las pupilas bien dilatadas, esperaba la orden para acercarse al camión y trepar a su carga.
 Valerse de la curva que impida al retrovisor dar información a su guía e ir subiendo, uno a uno e ir tirando el fruto de la vid a la carretera, que luego será recolectado, lavado y repartido.
Una vez compartido el gustoso fruto,  comentado la hazaña, y templados los nervios, no sin antes dejar constancia o solicitar el trozo de valentía   que se le debe a cada uno.



.                                                                                                                             José Luis Rodriguez García




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REYES DE ESCARCHA





































Caminos angostos, flanqueados por gotas y gotas de sudor que al evaporarse se transforman en piedras.
Piedras que una sobre otra, de derecha a izquierda,   desde el amanecer al anochecer, consumen las entrañas del labriego.
Labriego de subsistencia, fugitivo de  “silicosis”, altivo y bravo minero.
Lacianiegos ejemplares.
Desde mi balcón  y vigilante del Pozo María se anunciaba la Navidad.
 Hablan de los Reyes Magos.  Ensueño. Ilusión.
Hablan de una Estrella. Fascinación.Seducción.
Hablan del Niño Jesús. AmorTernura.
¡Juguetes!
Se desbordaba la fantasía, el delirio.
Niñez,  cascada de sueños, de imaginación de fantasía.
Raudo escribo mi carta. Tendré mi armónica, mi pistola de “restrayetes”, mi balón de reglamento.
Contaba las horas.
 Miraba entre mis zapatillas la que resultara más adecuada.
Noche de Reyes.
Intranquilidad. La impaciencia  y  expectación era inenarrables.
Mi gran momento. Era la hora.
Me habían atropellado los minutos que daban paso a las horas y éstas a trozos de noche que se resistían a pasar.
¡Por fin! Las primeras luces.
 Aturdido. Saludé a mis narices con un restregón en la puerta de la habitación por mi avidez.
Superé la puerta. Cuatro metros de corredor. Culmine los incordios de los mil ruidos de esa gigante  puerta que daba acceso al BALCÓN.
 Mi mirada se ralentizó. De arriba abajo y de izquierda a derecha, no encontraba nada.
En mi mente ya estaba dibujada la forma, el color de cada uno de mis solicitados juguetes.
Por fin, mis ojos encontraron el huérfano zapato, solitario y triste. Afligido, dolorido el implorante zapato.Su única carga la escarcha.
Le consulto el destino de mis regalos. Me revela que Los Reyes Magos habían pasado de largo sin trepar a mi balcón y depositar mis regalos.
¿Pero, si no tengo regalos, tampoco me han dejado carbón? Inocentemente le pregunto a mi conciencia.
Antes de consumar mí decepción cogí mi zapato y observé su interior como si de un espacio infinito se tratara donde cupiera un mastodonte y pudieran esconderse lo soñado.
Mis regalos han de estar dentro, me dije.
Toqué la helada. Sentí el terrible frío. La soledad de mi calzado, enemistado con los amigo de Los Reyes Magos.
¡No me habían dejado nada!
Empecé a darme cuenta de que los Reyes Magos son poco camaradas de los hogares donde hay mucha prole y la  hacienda flaquea.
Mi figura en el balcón, husmeaba a mi alrededor buscando pruebas de mi fracaso.Otros palacios, que por ello les tenía, donde se oía el griterío de otros niños ante la sorpresa de algunos  regalos. Las carreras alocadas tras relucientes pelotas. Testigo de visitas de los Reyes Magos   ante comportamientos virtuosos.
Decepción en mí. Tristeza en mí, Sollozos, Suspiros
¡Qué desesperanza!
Me quedaba abstraído  mirando la calle de mi casa, apoyado en el balaustre.
 Esos caminos confinados que en su cuna por jergón los  peregrinos saludan con pies y no con manos a fango, estiércol, hielo y nieve.
Sentí cerca a mi madre. En su cara observé el desconsuelo, el abatimiento, la impotencia.
 Las alforjas de los Reyes magos habían sufrido el asalto de la escasez, estrecheces  en los repartos de los frutos jornaleros
que a duras penas  llegan para subsistir.
Qué grave fue ese infortunio que a mi madre no soportó.
 Parecía tal que los latidos de su corazón impedían sus palabras. Sollozos, suspiros, lamentos, angustioso remordimiento.
Presurosa abandona la casa y “galochas” en pies,  no con más riqueza  que su fuerza y honradez.
Tienda había en Caboalles  de la que era dueño “Fernandito” que tan especial resulta que los olvidos de los Reyes Magos, subsanado el error por Él se hace.
Rosalía, madre de cinco, sin dinero  y con coraje, en casa se presenta con mis juguetes anhelados.
                                                   (Mi recuerdo y mi respeto a Fernando) Jose Luis Rodríguez


  
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EL VENTANU 
Laciana ,  Tierra de fueros.
 Perennes raíces. Sabia  fecunda forjadora de hombres.
 Mi tierra bella, arrullo de mis sueños y mi niñez.
Sus montes, sus ríos, sus gentes….
Abismos misteriosos  de esta tierra que reclamas de nuestra 
 mocedad su juventud, su verdor.
Profundidad, suelo de este Valle, exigente de su lozanía.
Ocultas honduras Lacianiegas que seduces y reclamas su fortaleza.
La mina. La mina.
 El sustento. La familia. La vida.
Trabajo severo y rudo.
Su polvo.
¡Que encrucijada!
Seduces. Embelesas.
Te permite acercarte a sus entrañas, acariciar sus arterias de fósil combustible y decorar sus espacios con madera resignada.
Sonrisa envenenada, oferta maliciosa, trabajo rencoroso.
¿Qué me pides emperador de las profundidades?
Visitas el tajo con maldad. Te acompañan silenciosos espíritus con aliento
de  gas letal.
Sorprendes con alevosas tragedias “derrames” en su tarea.
Tuerto se queda el que no tiene seis ojos.
Agua, polvo, agobio, oscuridad
Muerte.
Pero….. ¡No es suficiente!  No. Te pone PENITENCIAS.
Un “ventanu” que apenas dejaba pasar ventilación, permitía entrever a un hombre. Escena que se repetía penosamente cada día.
Era un minero.
Tatuado en su rostro con infinitos proyectiles, testigos de las traicioneras  explosiones que se personaban sin aviso.
Su rostro expresaba su padecimiento:
Su tez  azulada daba signos de asfixia. Sus respiraciones  eran estrepitosas, fatigosas. Sus ojos, congestionados, miraban a La Collada. Se podía leer en ellos la solicitud de una plegaria rogando una brizna de aliento.
!Que severa enfermedad!  !Qué sigilo malicioso!
Penitencia, maldita penitencia.
Sílice letal, partículas acomodadas que llenáis los pulmones cual silos tóxicos.
!Maldita SILICOSIS!
Jóvenes, Fuertes y Vigorosos los reclamas y  un puesto en el
ventanu”  a su despida les  reservas.
                                                         José Luis RODRIGUEZ GUARECÍA       (Mi respeto por todos los minero de mi Laciana)



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EL YUGO DEL TACTO
( Reconocimiento a mi padre)

Ceño fruncido, capitán de mi barco, campeón de nuestras peleas.
Crepúsculo de nuestro impulso. Bendita sombra.
Causa  de mis ruegos. Machaqueo en mi mente.
Ojos nuevos

Celosos sentidos que en tal escasa generosidad priváis a mi capitán de los paisajes

de   la Creación.

Infame  destino que sin causa condenáis a las tinieblas al adalid de mi linaje.
Sonrisa, alegría en su escasez.

Amargura en su derecho

Regocijo en su navío. Orgulloso de su prole.
Aflicción, tristeza y  tormento en su  viaje.

Ojos nuevos
Trabajo que pones a prueba carencias tan dolientes.

Jornal diario que encarece su exigencia
Soldada ensangrentada por sudor, dolor y miedo.
Vagones tremendos, infinitos, saludaban el ” Cargue de María.
Solícitos unos, ávido de carbón.
Atiborrados otros con madera para formar el esqueleto del mismo infierno de la oscura mina.
Ojos nuevos
Santa Bárbara, secretamente aliada a ese orgulloso oficial.
Le revela al oído.
Gobiernas sus manos. Dirige sus pies. Mengua sus miedos.
Modera el infortunio.
Vuelve pegajoso el resbaladizo hielo. Agosta las nubes. Da  fijeza a sus manos.
Tremendo esfuerzo. Nueve horas de atención, de cuidados.
Haciendo de su tacto el sentido que no tiene. Mintiendo a esos monstruos de madera, cual aparente acaricia, camufla cautela ante trampas traicioneras.
Carriles, enganches, tolvas....
Se enriquece el oído. Alerta continua. …
Jornal de martirio.
ELISEO. Anónimo minero.
Ojos nuevos.
Cegada, callada, ocultada está tu mina. “El cargue de María”
El otro día , sobre esas tierras de Caboalles pude ver  tu figura, acompañada de tu Santa,  eternamente unidos y sobre su cielo, grabado tu nombre, porque del sudor de tu esfuerzo tu prole llegó a buen puerto, viviendo orgullosos.
Cito, reclamo a la Santa, que de  nuestras manos te haga llegar aquello que no te supimos dar cuando compartiamos el  sabor del carbón y el sudor de tu esfuerzo.

                       (Mi recuerdo a los compañeros de mi padre: Eliseo "el Carpintero", "El Gafas", Raúl..   )  José Luis Rodriguez gracia.-
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 GRICHÁNDANAS Y PECHADAS

Cuna de leche y miel. Valle de maravillas.
Piel de sinfonía que en tu vital respirar  modelas lo más bello que los sentidos puedan concebir.
Luz de estío.
 Explosión de vida. Festejos. Veneración de Santos.
 Primeros sonrojos. Orquestas de pasión. Polvo en los zapatos.
Mañanas fatigosas.
¡ Qué oferta para la guajería!
 La siega, su trabajo, su recogida, sus pajares..
   “Treitoiru”, antes de la llamada "facendera" aprovechar la hojarasca que   mulle la cuenca vertiginosa y a caballo  de  "treitas", descendíamos de  su cumbre con la temeridad suficiente para que nuestras posaderas  necesitaran auxilio y reprimenda.
Sus juegos, la cucaña, el malintencionado sudor grasiento que la cubría.
 El balde repleto de agua con el flotante melón y al que sin manos había que extraer con los resignados dientes.
Con el  hocico bien mojado, hocicamos las monedas que en harina al escondite jugaban.
Sus ríos, su frescor, sus truchas, sus anguilas..
…pescadores admirados.
 Sus lobos, osos, corzos, zorro y sus galfarros
¡Ah! El “gamusino” Animal misterioso y oculto, portador de una piel valiosa, para el deleite de incautos.
Otoño,
Ocre precioso.  Bosques con ceño fruncido iniciando su sueño,
 Vigilante  el acebo, sardón, víctima del muñido de liga  con la que privan los chavales  del vuelo, al cantarín jilguero.
Invierno
Las “pechadas” Verdadera munición de guerra. Sonadas son las batallas que por distintas cuitas los barrios se disputaban.
 Caminos helados, escenarios fastuosos para el disfrute.
Tablas y Cajones. Maravillosos artilugios.
Los carámbanos que con deleite saboreamos como gustosas golosinas.
Espectadores de las travesuras de los lobos,
Ganaderos dolientes por la merma de sus rebaños.
Laceros avispados que entorpeciendo el camino del animal salvaje, dándole muerte y con la fiera en procesión solicitan el diezmo a los convecinos.
Fantásticas huellas de oso, que en la nieve quedaban grabadas
 nos permitían fantasear con monstruos de las nieves.
Lagunas. Glaciares. Nieves perpetuas. Eternos deshielos.
Crudeza y fascinación.
Primavera
Su esplendor es recibido por  nuestra  señora de Laciana, nuestro narciso, rey de los prados, alfombra de los cielos, la grichándana.
Observo, en mi niñez, ese tupido y reluciente suelo, mezcla de oro y mar. Que le visita la brisa de sus montes y como soplos de aliento  le da la vida.
La niñez.
Los nidos, sus huevos, su crías..
Mis pantalones cortos. Mi tirador. Mis trofeos.
Libertad, gozo, deleite.  
feliz, feliz, feliz, feliz….
(Doy gracias a mis padres por la niñez y adolescencia que nos brindaron en este Valle de Laciana.) 

                                                               José Luis Rodríguez García

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CAMINOS PELIGROSO

Retazo de tiempo cargado de vida. Porción de aliento preñado de regocijo.Comando infantil. Cuadrilla de niños.
Zona a batir desde el Pozo María al Cargue. Frondosos prados. Tordos, gorriones, pinzones, verderones y esquivas lavanderas.
Avances sagaces, silenciosos y complicados. Pétreos cuerpos inmóviles.
 La cercanía de la presa les comprometía.
Ataque despiadado de ortigas, espinos, cardos y demás aliados y compañeros  de las aves.
Insistente espera en sufrimiento, con chirucas mojadas, camuflados,  hábilmente emboscados
Con mil hojas cabreadas, se visualiza el punto de mira y el blanco.
        Hábil guerrero. Aguerrido cazador.
Templadas las gomas. Firme su cuero.  Guijarro en catapulta. Alineado el objetivo.
Se produce el disparo e inmediato golpe seco, desplume, piar final.
La caza a su morral, fardel  que la cuerda sustituye  que del cinto cuelga con  jactancia.
La batida continúa.  Los chavales a lo suyo.
Lagartijas,  reinas de las paredes, barrancos y pedregales, con disimulo nos miran  por si hay que huir y desertar de sus calurosos aposentos.
Verdes lagartos, que apenas dejáis saludaros.
Ríos y regueros,  campos y huerto.
Camino
Camino  minero, del Pozo de María al mismo cargue.
Camaradería, bullicio de adolescentes. Una mañana veraniega.
¡Algo brilla  en el suelo!
Forma de cigarrillo del que salían dos cables, dos bellos cables, uno de cada color que tanta curiosidad despertó.
Del aspecto  del objeto cosa de valor se concluía.
¡Infantil experiencia!
Cosa perdida parecía y la fortuna de nuestro lado se ponía.
Recogido del suelo fue y entre las ropas se guardaba.
Nuestro paso se apresuraron disfrutando en nuestro camino del tesoro encontrado
Ya no estaba a nuestro alcance su posible propietario.
Afortunados nos sentimos.
A nuestra vista el Carreirón. Morada de un carpintero próximo al puente había que con su maderero el secreto compartian.
                                                        Espanto vimos en sus ojos.
                     Con prontitud, de nuestras manos nos retira tan apreciado hallazgo.
                                      Helados, sorprendidos, desconcertados….
                 De esa forma contemplamos  los pasos, sus mensajes y sus actos.
        Con nuestra fortuna en sus manos, corta los bellos cables que de él pendían, y entrega de ellos nos hacia, lanzando el brillante objeto al río.
     Perplejos. Confusos nos quedamos.
Nuestras miradas se fijaron en nuestro tesoro  que las aguas dejaban ver en todo su fulgor.
¿Por qué nos lo han quitado? ¿Qué era aquellos?
Terrible curiosidad. Brillos seductores.
Agotada resignación. Avivada la curiosidad.
Zambullidos en las aguas que su nivel al tobillo nos llegaba, recuperado el objeto desdeñado   por el ebanista.
Empobrecido su valor, sobre un canto se descansa y con otro pedrusco percutamos.
Nuestros cuerpos, en el agua aparecieron, tendidos y ensangrenta
   Horrible ruido. Minutos de desconcierto.
De pies nos pusimos, valorando nuestras lesiones.
Floro “El Cuco”, de la cara sangre abundante emanaba.
Su hermano Eliseo, un brazo afectado.
Yo, Jose Luis, un brazo ametrallado.


(No era inusual, en el manejo de los explosivos, que existiere alguna práctica negligente por parte de algunos artilleros de la mina y que pudiera resultar dañino para los niños.)
Jose Luis Rodríguez García



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EL LIBRAMIENTO



Arte. Hábiles manos. Orgullo.
Fin a la suerte. Incapacidad. Dolor.
Consorte en movimiento, traslado.
Nueva luz.  Obligadas exigencia.
Superado.
Veo una foto de familia hecha delante de nuestro hogar.
Familia numerosa.
Trabajo de minero. Trabajo en exterior.
Sueldos de miseria. Afortunados los cinco primeros  días del mes. Desheredados sus hermanos.
Feroces comensales . Ansiosos bocados,  azuzado el hambre por las correrías, satisfacción cumplida.
Niños felices.
Libramiento.
 Mordisco al peculio, sequia  de nuestra mensual fortuna.
Presto obedezco y raudo acudo a las oficinas de la empresa.
Sabido mis intenciones, por el acicalado empleado. Se extiende un papel con dinero que no veo.
Economato.
Alta veo a mi madre y juntos en el mostrador.
Dialoga con un dependiente ataviado con una bata de trabajo, de nombre Pio Verano.
Que a los pedidos hace reflejar en una hoja.
Poco pide, mucha quita, que del papel ya nada queda.
Salario, sueldo sorprendido. El mordisco ya olvidado. Las exigencias muy presentes y abundantes.
Salvador libramiento. Embaucador y traicionero.
San Martin que no era nuestro.
 Huertas atiborradas de productos con destino a otros hogares van.
Patatales de vecinos
Presas con vivas aguas que ajenos prados asisten.
Majadas y apriscos, cobijo  cabañal,  de    extraños  son.
Reses, huéspedes de establos,  vacas que en altas brañas pastáis, forasteros  propietarios acaparáis.
Gallinas y sus huevos, los conejos y todo lo que llena el arcón, en otras casas les puedo poner atención.
¡Qué soledad de jornal  ¡Qué hacienda tan limitada
Caudal de ingenio para dentro  y para fuera. Sea el primero el vestir de la familia. Sea para fura el producto de la aguja de la que mi madre maestra era, con prendas comerciaba o con su trabajo el trueque aceptaba.

 (Tengo que mencionar aquí a la “Morena y su familia”. Mi recuerdo a Fernandito, Mino el cartero, Juventino.)
                                                                              José Luis Rodríguez García


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*JUGUETES *

Mi patio, el Valle.
Sus muros, las  montañas.
Su vegetación su aliento,  la fauna la música, el carbón su emblema.
Se apuran los bocados que dan por concluido el bocadillo.
Esquinazo a los deberes.
La consigna, un silbido. La calle, su bullicio.
Las cuadrillas  se organizan.
Chicas, chicos todos son.
Familias en  "calechu", guajes "cisuleirus"
La billarda:
Diestros niños que enfoscados en su juego,” ario” en mano, templa golpe sobre palo chico, “irio”, al encuentro de final golpe que espacio sea que resulte emperador .
Castillu_El pañuelo.
Se reparten los rapaces en dos bando, equidistantes los dos grupos de guaje fijo que sustenta el pañuelo. Son citados por su número y enfrentados en destreza y picardía.
El cazuelu_Las chapas.
Se eleva a rey  la plebeya chapa que humildemente su labor cumplía al frenar el empuje de burbujeantes bebidas.
Artesanía desmedida, habilidad y gusto.
Las manos con los cromos favoritos, futbolistas escogidos, en la chapa se acomodan.
Avispada la destreza, se labraba su final con un redondo cristal que con jabón en su contorno se podía terminar.
Dibujado en suelo, una pista inventada, con su principio y su final y los contrincantes  se van a desafiar.
La chola_La chica
Su final el tocar a un oponente. Se dispersan los muchachos y un primero ha de tocar a uno de ellos y a empezar.
El Burro
Apoyado en la pared, en columna  de muchachos, dobladas las espaldas, saltar sobre el grueso e ir probando su resistencia.
El aro,
Una yanta de bicicleta y con manillar de alambre forman un tándem  que los guajes con habilidad conducen.
El gua
Estrella donde las haya. Tierra bien allanada, camino  firme.
Bolsillos preñados de  canicas, bolas de arcilla, piedra,
vidrio o metal de reducido  tamaño.
Un pequeño hoyo y a distancia una raya.
Desde el pequeño socavón, jugadores en la lid, lanzan sus bolas con los ojos en la ralla.
El que más cerca del linde con su bola atinara, inicia la jugada y los demás a retaguardia.
Desde el gua el hábil jugador mira las bolas de los contrarios.
Decidido y ya con blanco, extiende su mano y dispara el proyectil,
Toca blanco y su liturgia se relata: dedo, cuarta, pie, bola y carambola.
Si la trampa se detecta, “meter manga” es la denuncia.
 Era el  blanco y su  oponente busca el hoyo que iniciado lo anterior, eliminar al contrario es su misión.
 Abonando el perdedor una bola en deshonor.
El Trompo
Fuerza y habilidad.
Ojeo en el corro peonza de rival bailando. Lanzo el mío con fiereza, ya que el círculo no había abandonado.
Hierro originario  queda corto para tal fin
Herrero busco que rejo bravo me permute, ya que  herir trompo es mi fin.
La comba
Las "pelis" su tacon,
Que como un tesoro en mi pantalón son.
Dibujado sobre el suelo rectas, curvas
 en prisión y dentro de ella las pelis que con el tacon se busca su liberación.
Siendo propiedad del liberador.
Estampas de fosforos
Sobre una pared, a media altura,
 cada estampa se deja caer
y si tapa la del contrario, todas las que hubire en el suelo son propiedad del último que ha tirado el valios carton.
Tiempo dura el frenesí, auque tiempo hayan pasado, que tal relatado tesoro su valor ha conservado.
El escondite
El fútbol
Balón de cuero que mis pies no conocieron. Se agudiza la destreza con pelotas de artesano que de mis manos salían.
Goma tras goma unía y algo esférico salía.
Elaboración refinada se desconocía ya que la industria del juguete para la

chavalería de los SESENTA no existía.

Niños interactivos, guajes socialbes, infantes bien adapados.


Generosa naturaleza.
Abrumadora señora.
Amamantaste a tus hijos con la mayor  diligencia.
Pusiste mimo en tu cuidado, cautela en nuestros pasos, asombro en nuestros ojos,
¡Qué regalo refinado se puede equiparar a eso!

! Laciana,Qué juguete mayor que tu bellea y atención...!

        Jose Luis Rodríguez Garcia

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Adolfo ” El Pescadero”

                                                                                                       
Verdeles, sardinas, merluza.
¡Pescado fresco ¡
Un día cualquiera de mi pueblo.
Ha captado mi atención una cercana voz.
Ofrecía pescado fresco a los vecinos, con insistente tesón
Bullicio de mujeres que, sugerente el reclamo, ojeaban el producto.
Atrajo mi curiosidad.
Indago y merodeo.
En el medio de la calle un hombre alto, atlético, afectuoso, veo.
Llevaba gafas oscuras.
 La camisa remangada y, en apariencias,  desaparecida su mano izquierda.
Aclara  lo de su mano oculta el manejo de su oficio.
Concluido el “acicalamiento” del producto, un trapo deja en claro
la ausencia de su antebrazo.
Lienzo lleva sobre su muñón, que al concluir su  pedido, limpio queda,
pescado, cuchillo y mano del vendedor.
Grave es, cuando prosigue mi atención.
 Por cada cliente servido, se repite la función.
Escamas, espinas y despojos  en el trapo deposita,
No sin antes mimar al muñón con un insistente y cuidado refregón.
Observé su habilidad, falto de mano siniestra,
que en el  manejo de los cuartos  experto era 
Llamándome la atención la cartera que a su cinto portaba
 que, forrado aparentaba, vestido de  pringue y escamas.
Su carga  consistía en una solitaria caja.
 En ella se repartía: verdeles, jureles, sardinas y otros pescados.
Con su propia fuerza    guiaba la carga,
valiéndose de un carrito de hambrientas costillas y base de tabla
 que se apoyaban en dos pequeñas ruedas de aire hinchadas.
Se ausentó de mi barriada y prosigue el reclamo con la misma palabra.
¡! Pescadero!!
Pasmado, encandilado, cargado de la curiosidad que la edad me concedía.
 Seguí sus pasos. Curioseaba, observando su faena.
Hizo una parada en su camino. De sus gafas negras se despoja y  sólo un ojo deja ver.
¡Sorprendido! No sólo manco, sino tuerto de un ojo, también es.
Terminada en mi barrio  su ocupación, insiste en los siguientes el reclamo con la misma voz:
¡!Pescadero!!
¿Qué pecado habría cometido para que se le castigaren con tal quebradura?
Quizás esta desventura se solicitó   en otras cuencas  por deshonor.
 Posadero era de la casa de los “Cucos”
Con las primeras luces, este épico mercader, carretea su vehículo con dirección a Villablino.
En su estación del tren, recoge cada día su cajón de mercancía.
Ferrocarril, que  enfoscado en su labor, gente, mercancías  y carbón, a Ponferrada lleva y trae, con primor.
Enterrado entre la nieve, eternos resbalones, perpetuos helados,
 las uñas descarnadas, mojado hasta los huesos,
 Fríos, veranos desmedidos, sus padecimientos son.
 En cada momento y a su hora.
.De la enfermad se esconde.
 Implacable al dolor
Como un Buhonero cada pueblo ha de recorrer:
San Miguel, Villager, El Carbachón, Caboalles…..
Qué pupilo tan costoso. Qué alojo  tan  exigente.
De qué solitaria caja se ha de exigir, puchero, catre y aseo para vivir.
 Tuerto y manco nuestro héroe,
con arrojo y valentía,
en nuestras mesas  ha dejado sustento  de lejanía.
Humildad del Sanmartín, patrón de nuestro alimento,
que como un buen anfitrión,
 con el pescado compartió  mesa, mantel y calecho.
Entendido tengo que a su caja de sustento a otra estación ha llegado,
clientes gloriosos tienes ,
 a los que  el contenido de su caja ofrece, a la voz de:

¡Pescaderooooooo!

                                                (Siempre hay un lugar para los hombres buenos en nuestro Valle. Recuerdo a uno de los nuestros.)

                                                                                   


                                                                                                         José Luis Rodríguez García

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AMANECER Y CASTAÑAS



La tremenda ilusión no permitía aclarar el techo de las nubes.
Reclinaba mi cuerpo agudizando el oído por si algo se movía en la casa.

Todo sigue en silencio

San Miguel sí daba señales de vida.

Leve restregar de piedras apremiadas por la pisada de algún madrugador minero.

Hermanada se encontraba mi casa con un pequeño arroyo,

cauce imperecedero, soniquete  porfiado e insistente.

Atronador silencio que dejaba interpretar los murmullos de  sus aguas a gusto de

mi fantasía.

Esperaba lo desconocido.

Las primeras brisas en mi rostro.

Sobresalto.

Me sacaba de mi sueño un susurro de mi madre.

¡Vamos hijo, es la hora!
Como un rayo, de pie me puse y me estrellé con un aroma,  mezcla de cocina, café y carbón,
que avivó mi ilusión.
Abandonábamos la casa sin concluir el último bocado.
Afanada  se encontraba mi madre en  la vestimenta de mi brazo que con las prisas se hacía resistir.
Nuestros  pasos se orientaron hacia la estación.
El camino de la izquierda, a diario transitado, queda relegado  hoy, se viste de festivo.    
Las Graduadas, el maestro, el recreo, la leche en polvo y su queso, por hoy queda olvidado.
Emprendemos la excursión y en breves pasos, 
un mordisco en Villablino damos, al pisar Cuatro Camino.
Se empieza a animar el camino, la eterna sonrisa de mi MADRE, su alegría y su juventud.
 A nuestras piernas  de inmediato pone prisa.    
Me reta a una carrera, visualizamos una meta, acordada y convenida.
 Iniciamos la competición.
En mi retina queda  la salida y de mi MADRE su preparación:
 falda arriba, que su mover le impedía,  y como un rayo salió.
En pocos pasos, distancia me saco.
La carrera, con honor, ganó.
El premio de consolación, con su sonrisa, cariño y amor, me dio.
Ya estamos  en la estación.
Una vez en ventanilla, los el billete solicita.
Pedido es, al Páramo.
Montamos en el tren.
Cabeza cilíndrica, con chimenea, de humos perpetuos.
Dos braceros se afanaban en dar de comer al gigante,
Insertadas sus palas en la hulla, acercan su alimento al estómago del corpulento.
Sus ruedas desnudas, apoyadas sobre hierros.
Locomotora en la estación, son las ocho, le autorizan  la salida.
Arrastrando los vagones, damos comienzo a las primeras sensaciones.
Compartimos el furgón con feriantes, pescadores,  y vecinos con misión.
Asientos de madera, rígidos y descarnados
Calores muy medidos, por lo de la ventanilla levantada.
 Si gustosa es la brisa de la montaña.
te puede lisiar un ojo la carbonilla de la locomotora.
Mirábamos nuestros rostros en el cristal.
 Vidrio teñido por la oscuridad que, aun con noche, se dejaba observar,
que envidia le daba al túnel que la suya quiere aportar.
Carantoñas de mi MADRE, bromas, historias……
Se iba agotando el recorrido y preguntaba a los vecinos el lugar exacto
de nuestro destino.
Una vez en el lugar, el monstruo ennegrecido comedor de carbón,
obedeciendo algún pitido,  para en nuestra estación.
Del vagón nos apeamos,
  Emprendimos el camino y de inmediato sobre un puente nos vimos.
El Rio Sil es  su motivo, aguas que resignadas pasan con carbón en sus entrañas, fruto de malas prácticas   de  lavaderos  en Laciana y del que son testigo,
truchas en sus espinas.
 Pronto nouestros pies alcanzan la falda de la montaña.
Con expectación oía a mi MADRE su relato,
qué bien me instruía sobre la flora  y los atajos.
De castañares me dice, es este monte rico,
al igual que sus vecinos, todo el monte, desde Matarrosa a  Ponferrada,
 están de castaños henchidos.
Al rebusco nos pusimos afanaos en la tarea,
que al recoger la cosecha, caímos en el olvido,
 el transporte de castañas,
¿de qué bolsa  valernos  como utensilio?
Un lujo más del ingenio que rebosa
en el talento de mi MADRE,
“la perneras de un pantalón”, que anudadas sus  extremos,  
su figura  se transmuta en morcillas   rebosantes. 
Disimulado su transporte, iniciamos el regreso,
El tren de vuelta cogimos y llegamos a Villablino.
En San Migue en un suspiro.
 De nuevo en el domicilio.
A la vista ya mi PADRE y mis HERMANOS.
Contamos  la excursión y lo vivido.
Preparada la cosecha.  
Las castañas en la "chapa",
al rojo vivo la cocina, que sobre ellas pusimos,
   asadas en su punto,
deliciosamente compartimos.

                                                          

                                                                                 José Luis Rodríguez García


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La faja


Oía: " a los cincuenta".
Quebrantos de la edad
Miseria de la posguerra
Leva del pan.
Arranque a mordisco las exigencias del trabajo.
Sangrando sudor le  ven en el campo
Irreconocible al salir de la mina.
Sostén de esta tierra .
La manos se fusionan en mangos
que todo cortan,
que todo calan.
que todo  agitan.
Armazones óseos sometidos  a  beneficios burgueses.
Fuerzas exigidas que con humo de faria se paga.
Llegado el momento la espalda  se quiebra.
Silenciosos  quejidos,
Sonrisa apagada
Trabajos forzados.
Resignados.
Mis ojos  observan al vecino de mi barrio,
al del otro lado.
 Me hablan de un tal Paco,
de su hermano.
La faja
Faja azul y grande. Como un palo se envolvía.
Ceñía su cintura como tabaco en su liga.
Ánimos recobrados.
Males calmados.
Bendita la faja.

                                                        José Luis Rodrigue García.

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La huelga del_62



Transcurre lánguido el cuarto periodo del año 62.
El Valle de Laciana, adormecido.
Inopinadamente se ve invadido por una bruma de cambio.
Huracán renovador con savia asturiana que tuvo su foco en Mieras.
Aliño de miseria para los sueldos.
 Movimiento sindical obrero desaparecido.
Vigencia de los Sindicatos Verticales de afiliación obligatoria.
Granítico entramado institucional de régimen franquista.
El nivel de libertad personal y política inexistente.
Existencia de una política económica basada en la autarquía.
Tempestad  de origen renovador invaden nuestras minas.
Su galopar por Somiedo, Leitariegos y la Collada de Cerredo.
Es tan violento su impulso y tan  ciego su entusiasmo
Que vista la enfermedad, en toda España acude a remediar.
*****
Salto del 62.
Se ha despertado el movimiento obrero español.
Cuenca minera asturiana, las cuencas de León,
en Jaén, Córdoba y Teruel.
!! Huelga general !!
Nuestras gentes parasitadas por la escasez, subdesarrollo, sumisión
 y falta de libertad,
deciden despojarse de la humillación.
Con garra y tesón.
 Ciegan las bocaminas y paran su producción.
Suenan gritos de tesón y sollozos de desanimación.
Las huestes  de la escasez, las milicias de la penuria,
Alientan la solidaridad entre los convecinos.
Pero  el plante laboral, la detención del trabajo
no ve el fin.
Es aquí donde se agrieta tal tesón de insistencia.
Son vistos en caminos con dirección a sus destinos,
que no es otro, que  su trabajo en el tajo
a sustitutos o reemplazantes,
 en definitiva: 
Esquiroles.
Mujeres de los mineros que con sus maridos en las minas encerrados,
toman el testigo.
Coraje femenino que presienten el peligro
y ponen fin a ese riesgo que frene su objetivo.
Del pozo María a su Cargue, en Bolsada, Paulina,
 la Escondida y todas las bocas de mina,
Su coraje fue ejemplar.
Humillas a los esquiroles,
El objetivo conseguido.
Mujeres valientes de Caboalles,
madres, mujeres e hijas,
Que en el fragor del conflicto no conocisteis fatiga.
Seguidoras de Anita Sirgo y Constantina Pérez (Tina la de Juécara),
luchadoras contra el Franquismo que fueron detenidas y torturadas.
*****
Voz del patrón:   “Insolencia e indisciplina”
Iniciativa institucional:   “Declaración del estado de excepción”.
Sus consecuencias: Vigilancia, represión, coacciones.
*****
Llaman a la puerta.
Abre mi madre.
Observamos la presencia de dos Guardias Civiles.
Eran del cuartel de  Caboalles de Abajo,
de talante entregadamente serviles.
Preguntaban por mi padre.
Tal presencia en nuestro hogar ,
de tal manera a mi madre impresionó
que de la impresión desfalleció.
 El color se le quitó y  
el llanto entrecortado le surgió.
*****
Era niño yo,
 pero claro me quedó  la descompensación
entre la Benemérita y mi progenitor.
En ese instante conocí el abuso y la humillación.
A mi padre le miré y de su proceder concluí
que era un hombre como tantos que se deja seducir,
Sólo en su casa líder era y del respeto,
 prudencia y obediencia, gala hacía.
Pero a tal condición se sumaba la incapacidad que su poca vista le causaba.
Casi a tientas trabajaba, auxiliado por sus compañeros de jornada.
Pero si en desagravio de sospecha no llegaba,
 a su mesa cinco hijos se sentaban.
*****
Concretan los Civiles el motivo de su presencia
Que mi padre les acompañe al Cuartel para la práctica de una diligencia.
Explicación a mi padre  sobre justificación de tal proceder,
Los derechos de la época se lo harán comprender.
Timorato y confundido, con el miedo en los sentidos,
Mi padre resignado accede,
no sin antes ataviarse con un elegante traje
de Príncipe de Gales,
Regalo de un tío mío,
que cansado de su uso,
a mi padre se lo impuso.
*****
Inician el camino, para mi padre el cadalso,
con terror a lo desconocido.
Una vez en el cuartel, patíbulo  reconoce en él
Agudiza el oído lo que la vista le niega.
Conclusión:
Que tenía compañía.
Por la voz reconocía a otros compañeros de la minería.
Le aconsejan su acomodo.
Mascullando en su interior las causas de su detención y
el pago de su  pena   por el fragante desconcierto  y confusión,
esperando destripar la insistente diligencia que le tenían que practicar.
En una mazmorra se sintió, indefenso y en desamparo,
esperando un tribunal  a modo de  Inquisición que libere  de sus pecados.
Avivaba su temor, los gritos y quejidos que sus oídos recibían.
Que como invidente que era, del oído se valía para sufrir el dolor. 
Se le aclaró su temor:
Prácticas de interrogación,
 medios de torturas e intimidación.
Golpes, súplicas , quejas y lamentos..
Los mineros detenidos así son atendidos.
La Policía Judicial interrogaba,
Mediante amedranto y un sinfín de medidas represivas,
Identificar a activistas comunistas,
Cabecillas de la huelga,
Figuras con referente político.
*****

Silencios de los trabajadores huelguistas.
 Sus consecuencias:
Torturas
Despidos
Sanciones.

*****

Le toca el turno a mi padre.
Las preguntas en esa dirección se formulaban.
Respuestas sin convencer.
El Príncipe de Gales le delata.
Si en justicia los recursos en su casa se estrechaban,
cómo la escasa hacienda en vestir la gastaba.
Tuvo que concluir el periplo de ese lujo,
que para ellos le hacía distinguir como gastos de mal gusto.
Insultos le propinaron,
 amenazas de despido
si en sus oídos no ponía
 los nombres de los cabecillas.
De los golpes se salvó al comprobar los verdugos su limitación.
Convincente resultó su explicación,
ciñéndose a su familia,
que su supervivencia peligra,
si la huelga continúa.
Después de un interrogatorio aterrador,
a su domicilio regresó.







  Ya no había duda, el movimiento obrero español había despertado definitivamente, a pesar de la dictadura y el salvajismo represivo  (1962-1963)


                                                                                                                            
                                                                                                                                                                                                              José Luis Rodríguez García
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A MI MADRE



Luceros que con tanto mimo acompañáis a esa flor.
Sol y lluvia  que hermosura ponéis en su color
Firmamento cautivo por tan fantástica misión.
Afortunado vergel que de tu esencia ha aflorado el más lindo clavel
Qué reclamo tan seductor para los vientos de amor.
Su perfume, su  fragancia,
 Irresistibles son.
Alas en su tallo pones y cual mariposa libre,
Mil colores  exhiben.
Atrás han quedado los surcos que aprisionaron su joven tallo.
Surcos de amor y mimo,
Surcos esclavos.
Brisa de juventud, alma de libertad.
Por doquier se ve pasar la delicada flor de tu hermosura.
Grácil volar, esplendor de colorido.
Inocencia.
Raudo acudió, embriagado por su fragancia,
Un apuesto ruiseñor.
Centinela de mi flor.
Artesano de nuestras vidas
Refugio de tu nidada.
Tus manos, fuertes,
Aferradas a equipajes cargados de ilusiones.
Esos primeros vientos,
 Brisas suaves y favorables
Que en sus velas  dibujan sus recién estrenados sueños.  
 ¡! Ay!! Aquilón traicionero, huracán despiadado.
Que haces zozobrar nuestra travesía.
Mi nave contra las rocas quebrantada.
¿Por Qué esa tormenta huracanada?
Si no se han abierto los ojos de  sus sueños
y cruelmente te los han cerrado…
¡! Ay  centinela de mi flor ¡!
Tu bajel, allá vaga a merced de la tormenta.
Se ahogan  tus sueños.
Quebradas tus ilusiones....
*****
Generosa  la hermosa flor
 regala sus ojos a   mí centinela.
Artesano de nuestra prole.
De entre sus pétalos surge un  murmullo de esperanza:
Isla  yo soy de reposo.
En medio el mar de la vida
Y el guardián allí  olvida
La tormenta que pasó;
Allí convidan al sueño
Aguas puras sin mormullo
Víspera de un nuevo futuro
Anclados en un nuevo puerto.
Nuevas tierras.
Nuevas gentes
*****
Tránsitos desconocidos y con fatiga
Empeñados en desterrar cada paso al caminar.
Golpes de amor.
Generosa la vida en sus ansias que a esa bella flor le diste
 Cinco retoños.
Duro para el Guardián.
Terrible para la flor.
En silencio tú padeciste quebrantos
y dolientes gemidos.
Escasez y olvidos
Pero en tu pecho  profundo llevabas el amor por tus hijos.
Madre, querida,
En mis ojos aun te ven, en el afán de tu tarea,
Con pesos desmesurados, que sobre tu cabeza acarreas.
Con destino  a ese río, de piel tan severa,
penitente  hielo.
Las manos que sobre él tú posas, lo agrietan con dolor y pena.
En busca de la corrientes vivas que den limpieza a tu ropa.
Sangrientas rodillas,  se
descarnan con tu esfuerzo.
Tormentas despiadadas, que empapan su cuerpo.
 Lechos de espinas y dolor que hacen del caminar un tormento.
Esquivas la escasez, obligando a circular cientos de pies a la vez.
Si  el mineral escaseaba,
 Recursos en las vías encontraba.
Si limitado es  el sustento,
Profundo es su talento.
Rivalidades y desazones, más por tu belleza y valía
que por la pureza de los demás corazones,
que dolidos,  de envidia escocían.
Cárcel, más que paraíso, te asistía.
Tierra exigente y dura,
que al difícil entender se alía
La soledad de la familia.
Tiempo que se me va sin aprovechar sus minutos.
Lamentos acomodados que de su peso  
No corro a decirte lo mucho que te quiero.
Para el resguardo de tus obras buenas.
un mundo necesito.
Que en el contenido de mis versos,
para contemplar tu alma
Solo uno necesito:
¡Madre ¡
Anclarte en esta tierra quiero,
Que con el paso de los tiempos tu recuerdo sea imperecedero.
Es tu obra un ejemplo:
De la codicia,  sosiego.
De la necesidad, Ayuda
De la injusticia, cordura.
De la enfermedad, Tenacidad,
Del miedo, Tranquilidad y refugio.
A veces, mirándote a los ojos, me preguntaba:
Es tan dura tu existencia, que...
¿ A dónde está tu sonrisa?
y tu sin palabras, atronándome, contestabas:
En mis hijos.
Con el yugo del trabajo, insistente y despiadado, 
 te han atenazado las manos
de tu asueto merecido.
Y  yo me preguntaba que...
 ¿A dónde está su sonrisa?
Y tus silencios atronaban:
 En mis hijos
Gracias te damos mamá, por tanta generida
Cada minuto de tu tiempo 
uno a uno y todos ellos ,tus hijos son lo primero.
Con entereza y dignidad vivies 
los tiempos que no te damos,
soledades muy duras
y que ni cuenta nos damos. 
Y gracias de nuevo,
por habernos perdonado.




  Te quiero mama

(De todos tus hijos: Nievitas, José Luis, Rufino, Mari, Margarita.)



                                                                         Jose Luis Rodríguez Garcia

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LA CASTRACIÓN


“¡Aparta guaje que te va a turriar  el novillu…!”
¿Qué faes pur aiquí gulisqueandu?..
“Baxaime un piornu del chiñeiru
 y faime unus trochus p’a cucer el caldeiru de los gochos…”
*****
Frases que insistentemente vienen a mi mente.
Asociadas en perpetuidad a un pasaje de mi vida truculento.
Mi uniforme de guerrero.
Con los doce años tempraneros.
Y en mi bolsillo el arma de asalto.
Llenos de guijarros los zahones
Alargan los pantalones
 que llegan a los talones.
En el campo de batalla husmeo en la maleza
En busca de nueva presa
que llevarme a la mesa.
Tordos o gorriones, carboneras o lavanderas
Prueban mi habilidad  en la destreza de mi horqueta
Cuando mis gomas estiro
Y firme siente el guijarro,
Blanco fijo alcanzo.
Ya el pájaro no tiene amparo.
*******
Aledaños del cargue de María.
A tiro de piedra de la escuela de Carballo.
Por tierra fértil y ganado
se dan la mano.
Una cuadra en sus dominios,
 Vacas, Toros, cerdos y gallinas  
con huevos para el sustento.
*****
Alto en mi camino hice
y me puse a conversar
Con el dueño de la finca
en mi curiosidad de chaval.
Enfrascado en su tarea
Con un toro peleaba
Y del animal, su colaboración rogaba.
Terco el animal al ver su destino final
Hacia el potro de tortura le querían llevar.
Al corpulento cuadrúpedo
 sujetó con un cordel.
 Ventaja  al instante cobra el granjero
Por la nobleza del animal.
*****
Inmóvil  la bestia queda.
Y en un instante descubro
Las intenciones del explotador de la hacienda.
*****
En los ojos de aquel niño,
Todo se llena de espanto
Mi vista, no era un hombre lo que veía
Si no, un engendro,
Mitad hombre, mitad bestia.
Alma brutal y cruel
Y corazón desalmado.
*****
Era su mitad  salvaje la que actúa en el instante
En la mano unas tenazas gigantes
Hacía los traseros del animas se aproxima
¡Qué intenciones tan perversas!
De  toro  a  buey da vuelta.
Qué forma tan inhumana
Valiéndose de esos mecánicos dientes
Sujetados por el medio las gonadas
Aprieta con todo esmero
Y  secciona los testículos
 con autentica saña.
Rompe en dos cada uno de sus órganos
*****
Del bramido el animal dio la alarma
De Caboalles al Carballón.
Hincando las  cuatro patas en el suelo del dolor.
Temblores y espasmos atenazan al animal.
Que más que bóvido parece racional.
*****
En mi cabeza aun persiste
El restregar de  pezuñas
Resbalando en esas piedras,
Al consumar su tortura
 *****
 Yo presente, niño y sin opinión
No entendía esa acción
Que de veterinario ya se oía
y de otras formas de extirpación
para consumar la castración.
*****
Seguro que  tal salvajada
En algún sitio quedó gravada
Volviendo la carne en grasa
Mal diente para el tratante
Salvaje para las vacas
Y el magro  múdese rancio.



                                                                                    José Luis Rodríguez García

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Jilguero y galfarru








Me piden paso los recuerdos,
a galope y sin reparo,
Predicar mis sentimientos
en mi mente sepultados.

*****
 Freno pone a mí correr
y vida cobra mi mente.
Pongo el corazón en las manos.
Niñez y adolescencia hago presente.

*****
  Recogido allí tú alimento
Embriagados de  tus mimos
De todos los niños  hiciste
Eterno amor compartido.

*****
Salpicados de presencias.
Recuerdo bien refrescado
En la obligación me veo
Como héroe  recordarlo.

*****
Vacios mi bolsillos estaban
Eternamente  arruinados
Que mis manos no encontraban
Ni un papel para el moquillo.

*****
Solución se me antojaba
Si miraba las bandadas
Que cinco duros valía
Un jilguero  para  jaula

*****
Allá por la sombría Devesa
Hogar del verde sardón
Contacto con él tuvimos
Solicitando un favor.

*****
Liga para pájaros
 Es nuestra demanda
Grato le resultó
y su vientre nos ofreció.

*****
Incisión en su corteza
Observamos  capas dos.
La primera bien se monda
Para aprovechar la dos.

*****
Terminada la excursión
Bien repleta la talega
Aguas cristalinas busco
E inicio la elaboración.

*****
Dentellada a la corteza
Triturado el contenido
Una vez concluido
Empiezo su limpieza

*****
Sustancia viscosa
Masa pegajosa
Se ausenta la madera
El sardón ha dado su ofrenda.

*****
Liga en el bolsillo
Reclamo en el hogar
De inmediato inicio
Con mi padre la caza

*****
Bien de madrugada
Seleccionado el lugar
Dispongo los utensilios
Y el pájaro a reclamar

*****
 Una adecuada pared
Elijo las escobas
Que me surta de varetas
Para esparcir la cola

*****
Canutos de sauco
Realizada la conjunción
Trinador en la base
 En breve la ocasión.

*****
Espera con emoción
Sueños miles son
Flores, cantos e ilusión.
Olor a verdor.

*****
Un relámpago del cielo baja
Que sin saber lo que pasa
Cubre con sus alas la jaula
Que malos presagios auguran

*****
Con un desgarrador pio
Mi pájaro me pide auxilio
Que en un suspiro se acalla
Al ser decapitado  por el asesino.

*****
Un Galfarru en libertad
Ave rapaz traicionera
A mi pajareo vio
Y a traición degolló.

*****
Prisa en mis piernas puse
Que mi pájaro resultara indemne
Tarde era por desgracia
Ya en la jaula sin cabeza duerme.

*****
Milano sabio resultó
 Barrotes  de cárcel  engañó
Que cabeza del cuerpo separó
De un picotazo al pájaro cantor.

*****
Doble era mi reclamo
De trino esmerado
Colorido destacado
Y los cinco duros…..

 Con su muerte se esfumaron.






(


                                                         Jose Luis Rodríguez García





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Una trucha con sorpresa


Remotos hombros.
Laciana, Babia…
Encadenados cerros de eternas nieves.
Cicatrices profundas de perpetuos glaciales.
Secos y testigos de neveros,
Cansados  del  pesado hielo.
Verdores a su antojo ponen
Pasto para el ganado reponen.
Escobas, abedules, tejos y acebos
Verdes a raudales.
Son testigos de su esmero
*****
Remotos hombros
Omaña, Peña Ubiña, Los Picos de Europa
Majestuosos relieves.
Alturas milenarias
Testigos de otros tiempos
*****
Ubres de líquido elemento
Que das comienzo a la  vida en movimiento.
Manantiales y arroyos,
Corrientes de aguas frescas.
A su singladura dan comienzo.
Arroyo, fontanar, vía fluvial
De nombre incierto
*****
Lugareños del Villar de Santiago,
Bayo lo nombran
Otros, el del Puerto de la Magdalena
Atentos ojos  en el tema,
Con un tercer nombre cooperan
El Nevadín, por su generoso caudal.
*****
Arroyo de San Justo,
Recién nacido y ya exultante.
Aguas risueñas.
Enamoradas
de sus valles
De sus campos
De sus flores.
*****
Le despiden
Las peñas de Valdelinfierno
Moradas de pastores
y un santón
*****
Vientos de despedida
Gracias  de San Justo
Que desde su santa morada
Eternamente concede sus bendiciones:
“El agua es el alma
 madre de la vida
y la matriz de nuestra existencia”.
*****
Se despide de su pueblo.
Al instante,
recuperar la mirada.
 Rioscuro,
se encuentra a su entrada.
*****
Se percata en el instante
de un reposo en su camino.
Pozo majestuoso.
Pozo divino.
*****
Dulcemente le susurra:
Haz parada en tu camino.
Con sus mormullos juguetea
Mil colores en sus crestas
Al romper el sol la sombra
Que los arboles señorean
*****
Al instante mil remolinos
Por miedo a lo desconocido
Truchas, anguilas y demás compañía
Dueñas del remanso en el camino
Le dan la bienvenida.
*****
*****
Conocido en Laciana era
El pozo de Rioscuro
Famoso por sus truchas
Que en el arte de la pesca
Exigente es de paciencia
Y no de prisa.
*****
Lugar por mi PADRE preferido.
Buen aficionado era.
La vista le limitaba,
Para luchar entre maleza.
*****
La lombriz era la estrella
Vilmente sacrificada.
Para servir de señuelo
A truchas receladas
*****
El domingo era la espera
Cesta, caña y lombricera
El bocadillo en el morral
Y la bici en la bajera.
*****
De Caboalles, el de abajo, hay que partir
 Los castañares su espectador.
Villablino  reconocido
 Rioscuro le pone el fin.
*****
Nervio pone en los pedales.
Más con la vista incompleta
Su hijo le complementa
Con las manos en  el manillar.
*****
Sentado sobre la barra
Firmes mis brazos
en el guiar.
Orgulloso me sentía
Como en un barco su capitán
****
Observaba  a mi PADRE
y no le oiga quejar.
EL  ponía  el combustible
Y yo ojos como un ave rapaz
*****
Nuestros pies en el destino
Indemnes del principio al final
Pusimos paso en el barranco
Que protege  nuestro raudal.
*****
Vestido de gala  está
Recibiendo  aguas nuevas
Despidiendo a las que se van
En su incesante caminar.
*****
Sonríe cuando nos ve
Silencio a sus moradores.
El artista de la pesca
Inicia sus preparaciones
*****
La caña en situación.
Moruca viva, exquisita carnada.
Un cascabel en el puntal
Estrecheces visuales,
 sonora  a raudal
*****
Mi PADRE me hablaba
De grades truchas y anguilas
Al tiempo que me comisiona
A por cebo a la tablada.
*****
Maravallos y gusarapa
 bajos los cantos
Que recojo con esmero
Al tiempo que lo vigilo con un ojo
 De la caña su puntero.
*****
Embelesado quedo al contemplar
El envoltorio del animal
Guijarros diminutos
De la larva hace un canuto
*****
Gusano de la mosca de la piedra
Generosa en los meses de verano
Que en tu  primer caminar
Para las truchas un manjar
*****
Alerta en  mi persona
El cascabel se ha activado
La caña se ha deformado
¿Quizás.., pieza en la mano?
*****
Mi PADRE se prepara
Instinto, tacto y oficio
Pone a funcionar
Templa la caña y a esperar
*****
Los cimbreos de la vara
El peso muerto de la pesca
Hace de la captura
Un sospechoso ejemplar.
*****
En la lucha deja ver
Movimientos desconocidos
Un gigante ejemplar
De provecho para el canastillo.
*****
Me quedé petrificado
Cuando el extrño pescado del agua
Su hocico había sacado.
Su cuerpo desasistido
De branquias y descamado.
*****
Un horrible animal
La lombriz se había tragado
Que del  fondo del pozo
Se resistía  a ser pescado
*****
Gigante, en verdad, era
De figura monstruosa
Que no era una trucha
Sino un tremendo sapo
De piel verrugosa.
*****
 Contemplaba la escena
Desde lejos paralizado
Los cimbreos de la caña
 Timorato, mi PADRE,
 En el tanteo.
*****
Desconfiado mi PADRE
Del producto del anzuelo
A  lejos lo mantiene
Podría ser un encierro.
*****
 Privado de la vista estaba
Del oído se valía,
Apoyo de los otros tres
Que el caso requería.
*****
En el arte de la pesca
Más que el diente es la pelea
Conocido es el cimbreo
Que en su riña,
 la trucha crea
*****
Mis pies paralizados seguían
 Las historias de los sapos
A mi mente me venían:
Meadas, venenos y aversión
A fuego y hierro
en mi mente gravó.
*****
Mi gran pescador
Astuto, avispado
 y con profesión
A distancia mantiene
Al gigantesco sapo
Que dos kilos pesaba
en mi apreciación.
*****
De la cesta navaja saca
Tiento hábil y oportuno
Corte propina al sedal
Con anzuelo,
Contento se va  animal .
*****
Desaparecido el peligro
Recupero la movilidad
Me acerco a mi PADRE
Y comentamos lo sucedido
*****
La naturaleza del animal
Mi PADRE había reconocido
Que tampoco le gustaba
Pescarlo para cocido.
*****
De esta experiencia recuerdo
De mi PADRE su sonrisa
Que lejos de disgustarse
Por sus ojos ennegrecidos.
de regocijo fue
para los dos lo sucedido.
*****
PADRE, robar al olvido quiero
Un trozo de nuestro tiempo
Sorprender al pensamiento
De toda una vida,
Un momento
Y darle existencia intento
Con  letras, palabras y versos.  


                                                                                              (Dedicado a mi PADRE.)

                                                                                           Jose Luis Rodríguez García




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Alegoría_1 





Ya trote sin jinete ruge

Alimento de un colapso

Bata blanca justiciera

La vida me está llevando

Noche y día. Luz y sombra

Amigablemente conversando

Sus palabras son miradas

Que en un papel se están fijando

Tornase el mal en bondad

La amargura en disfrutar

La gente muda su alma

El amor vuelve a reinar







                   ¡Ay Los médicos!

José Luis Rodríguez García


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Soneto_1

(Comunión)





 Ya cincelada el alma del cristiano,
Padrinos, el  sacramento esperado.
 El misal,  mi crucifijo añorado.
Traje blanco, vela soñada en  mano.

 Ojos con lágrimas de compañía.
 ¡Ay Cuerpo y Sangre  de ajeno alimento!
Celebración Cristiana mi lamento.
Mi pequeña alma de dolor teñía.

 Alma descarriada rauda acude
a la capilla  huérfana de abales,
 Al Señor, pide, su pecado  mude.

  Luz y pureza en mis sencillas ropas
Presentes a mi fiesta  mil querubines
Dulces  brindis con celestiales copas



                                                                  José Luis Rodríguez García



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Primera Comunión, “Sin traje”

Sigo hurgando en mis recuerdos.
Ahínco pongo en el desgaste
Fatigoso del olvido. 
 Que estrujar los años quiero
y florezcan sus secretos
*****
Alto alcanzo en recordar
Que de frente yo me estrello
Con Ocho años al pasar.
Y una celebración de estreno.
*****
Preparativo para el evento
Iglesia es nuestro hito
Dispone nuestro corazón
Para recibir a Cristo.
*****
Biblia, vela y rosario.
Traje y padrino deseado.
Reluzca mi uniforme en blanco,
 símbolo de pureza del Bautismo.
*****
Fecha en el calendario
Prisas en solicitar
La prenda de vestimenta
Que no acaba de llegar
*****
Amor tan condicionado
Que la escasez lleva aparejado
No remueve las conciencias
Si no eres adinerado
*****
Un familiar allegado
Del gremio de la aguja era
Dio por olvidado el reclamo
El taje a tiempo no ha llegado.
*****
Día de la celebración
Los niños a montón
Radiantes van a la iglesia
Y yo sin confesión.
*****
Terremoto en mi vida
No entendiendo la distracción
Aledaños de la iglesia me consuelan
Para otros... ven bajar a Dios
*****
En mi conciencia un tormento
He llamado al cielo en sus puertas,
Concedida la dispensa
Otros niños  el Señor alimenta.
*****
Calma ponen en mí llorar
Que a mi madre duele lo informal
Tragedia para un chaval
Que no sabe como remediar
*****
Era tanta mi tristeza,
Era tanto mi dolor,
Que mi madre, sabia
Solución le dio.
*****
Domingo huérfano de fiesta
Iglesia sin pétalos de flor
Música que no se oye
El silencio es un clamor
*****
Domingo penado está
La comunión con Dios se ausenta
La soledad  me encuentra
Intentando buscar a Dios.
*****
Me miro entre las manos
En busca del misal que no veo
El reflejo de mi imagen
Que desabrigada la tengo.
*****
¡Obligada ya la cera que
Se queme con su llama,
Que es la luz de Cristo
 Que me llame a su cena.
*****
Antigua Iglesia
La anciana del Valle
Santa María La Real
Ahí me han de confesar.
*****
Altiva espadaña
Cargada de sonido
Dos campanas la presiden
 Nido de cigüeña la ciñe.
*****
Un mueble con celosía
Que ante él se postraban
Unas piernas enlutadas
 Con cabeza  apretujada
Por un velo  que la cubría
*****

Susurraba en entre los dientes
La enfermedad de su alma
Que el cura intentaba remediar
Con severa penitencia
*****
 Bendición como señal mandaba
Delata del oficio su final
Por medio de un leve gesto
 El cura me solicita el pasar
*****
Me arrodillo.
 “Ave María Purísima”
Mi primera comunión es,
 Su mente se puso al revés.
****
Capellán en ministerio
Sorprendido en el relato
Estiró el cuello a lo gato
Que los hombros extravió
*****
Inspecciona al chiquillo
Si de un niño se trataba
Descartando la trastada
De algún mocoso atrevido

*****
El padre confundido
Sacada sus conclusiones
La  estrechez su motivo
El Sacramente enrarecido.
*****
Relato mi confesión
De inocencia rebosando
Cumplo mi penitencia
La Santa Cena esperando.
*****
Iniciada ya la misa
Al diablo y sus tinieblas
Derroto con tanta fuerza
Que sepultados quedan
*****
Me reclaman a la cena
Que tanto me ilusionaba
Creí que estaba solo
Pero  era en apariencia
Pues  Dios conmigo estaba
En la celebración de la FIESTA.



                                                                                           José Luis Rodríguez García

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La Lombriz



Abrase ya las  Puertas  
Para acompañar el susurro
“Bilaxos” ya están maduros
Pronto truchas expertas
****
Mermados los sentidos.
Pugnan cuatro contra uno.
Todos ellos en apuros
 En satisfacer lo convenido.
*****
Recreo en las manos tiene,
Ansía en el corazón,
El alimento de los truchas,
Mora  en frondoso terrón
*****
Si el sentido del oficio
Débil es en su visión
El tacto toma ventaja
Para darle solución
*****
Pugna rara  la del gusto,
Que su empuje da al intento
Pues el dueño del terreno
Gusto raro da al paladeo.
*****
Extrañeza desquiciada
En su intento la audición
Que para seleccionar la presa
Agudiza su atención
*****
Desdicha  del olfato
Que se afana en su trabajo,
Trompa más que napias tiene,
Adivinando lo  que hay debajo.
*****
Habla el gusto y el olfato
El oído y hasta el tacto.
Colofón están poniendo y
Consenso entre los cuatro
*****
Gracias ponen en las manos
Y reinado dan al tacto
Cejas se vuelven sus uñas
Grandes ojos sus pulpejos.
*****
Ambos en la faena
Pescador y tacto alerta.
Empuñando su “picaxu”.
Y en cintura la “moruquera”
*****
Adivinado más que visto
La lombriz en su aposento.
En húmedas galerías vive
Hojas y tierra es su alimento
*****
Informado el pescador
 Fruto de  un hábil manejo
Lombrices en su morada
Se produce el lanzamiento.
*****
Golpe demoledor propina
Que de un colapso sucumben
Las lombrices cercanas
Y las durmientes vecinas.
*****
Brazos de gigante, pensaron.
Los animales desahuciados
Que los cimientos de su casa
Resquebrajados han quedo.
*****
Convulsión sigue al impacto
Que arrancados los cimientos
Dejan sin techo sus aposentos
Y del agresor indefensos
*****
Un tapín, de carne generoso
Esponjado y bien mullido
Desgajado de su madre
Ya por nadie es atendido
*****
Ese hombre despiadado
Que  cual cabellera sesgada
Por la hierba y no por pelo
Por el cielo  las airea.
*****
Presa bien cobrada
Todos los dedos se afanan
En apropiarse del trofeo
De lombrices bien atestada.
*****
Es tanta la habilidad
Del titular del saqueo,
 Más que manos son imanes,
 Cada uno de sus dedos
*****
Ya no había salvación
Tacto y pulso acertados
Ya del tapín no ha quedado
Más que esqueleto solitario
*****
Cercano fue el recorrido
Que del hogar a la lata
Apenas se despereza:
Alargarse y encogido
*****
Nuevo hogar en apariencias
Tierra humedad y hojas muertas
Resulta claro en un momento:
Servir a las truchas de alimento

                              (La pericia de mi padre, que al faltarle la vista, las lombrices para la pesca al tacto las cogía)
                                                                                      José Luis Rodríguez García
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Mi primer empleo (Cine Caboalles)




No recuerdo de jornada su soldada
Ni de fiesta sus halagos
 Inexistentes sisas ha costumbre
Ni efectivo ningún pago.
*****
Día de fiesta en el calendario
 De obligado cumplimiento era
El esmerarse en la tarea
De lucir  calzado y prenda
*****
Relamido mi peinado
De aspecto bien estirado
Como un rey yo me sentía
Al sentirme adinerado
*****
¡Qué banquero tan menudo,
Que en exhibir sus caudales
No deja ver, de la moneda, su brillo
Sino atronar con su sonido!
****
Busco a hurtadillas
Las presencia de un vecino
Que cuando lo tengo a tino
hago sonar, de las monedas su trino
*****
Con disimulo las muevo
Todas ellas con esmero
Que parezca su tronar
tener el bolsillo lleno
*****
Entretenido camino tengo
a cada vecino que encuentro
Atronó con el sonido
 siembro su desconcierto
*****
Enfermo el bolsillo noto,
Mareo le produce el tiente,
 agito continúo al peculio
Que le parece de mal gusto
*****
Inquiere el contenedor
Sobre la exactitud de  fortuna
Que al juzgar su  regocijo
Se le antoja tesoro muy prolijo.
*****
Pasmado el bolsillo queda
Cuando la cantidad se le aclaró
Diecisiete pesetas eran
Que parecían un millón.
*****
Rozagante banquero insistió,
Presumiendo en su camino
Que del barrio de María.
El Cristo ya había concluido.
*****
Día de cine era,
Cartelera para niños,
Gran local en Caboalles había
Que a la chavalería seducía
*****
Franqueada ya la entrada
Con siete pesetas se hacía
Más mis fondos resistían
al desahucio insinuado
*****
Niño comerciante era,
Maestro fue la escasez
 con nueve años cumplidos
Con MANOLO yo negocié
*****
Ilusión y fantasía
cintas grandes se reproducían
Triste era el mirar
A otros entrar y disfrutar.
*****
Mano de obra necesita
Que a la escoba de alegría
 lustro a la sala era
Que reluzca cada día
*****
A Salvo el capital quedaba,
Jaspe como tal la sala,
mundo de fantasía disfrutaba
Sin gastos para la entrada
*****
Rufino  es mi hermano
con buen ojo para el negocio
Que reparó en las golosinas
Para formalizar un contrato
*****
Sin coste era el disfrute
Que de lejos veía la escoba
Cesta con caramelos porta
Al comienzo y descanso.
*****
Gollerías ofrecía
A toda la chavalería
Que de su venta convenida era
Un duro o cinco pesetas.
*****
Manolo su propietario
Del negocio sale despeñado
Que por cada caramelo vendido,
Samaniego, tres se ha tragado.
*****
Glotón en las golosinas,
Perplejo deja a su hermano,
Que observando sus carrillos
Repleto lleva su boca
de  chicles ajenos ya mordidos.
*****
Remuerde mi conciencia
El precisar de mi hermano,
de filatero me ha acusado,
Que al terminar la jornada
No era él sino yo
Quien cobraba el duro apalabrado



A MI HERMANO RUFINO, AL QUE MUCHO QUIERO,  Alias “SAMANIEGO”. En este relato José Luis tenía nueve años y Rufino siete)



                                                                                         José Luis Rodríguez García
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Soneto_2



Ahíto siéntame que ojo engaña
Prisionero de  inclemente gula
Sufriente Ahusada mi figura  Anula,
 Qué control no encuentro en la dulce  saña.


El artesano, alma de miel y caña
Sonrisa de caramelo,  ojos de bondad y ternura
De arrope y almíbar se viste tú figura
Cosecha de tus manos, ambrosía y maña


Mazapán de manzana coronado,
 Un pellizco  da paso a una   hartura
 Pone fin a tal desmán sentirme  observado


Oculta de manjares  receta son
 Rufino, el maestro,   en León conocido,
 Iris,  gastronómica corte su mansión



(A mi hermano Rufino )



Jose Luis Rodríguez García
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 LUIS “El zapatero”



Gotas de lluvia.

Cálidos gorgoteos de sol destellantes.

Esencias del saúco.

Briznas de estiércol.

Melodía de cencerro y leche.

Polvo negro.

Cumbres de pizarra.

*****

Alimento.

Pie mojado.

Filigranas de hambriento gorrión.

Lagartija emboscada

Paladar de fruto extraño.

*****

Alimento

Manjares del corazón.

Nutrientes del alma.

Raíces de la infancia.

Flores de la adolescencia.

Refugio de la sonrisa.

Universo inagotable de felicidad.

*****

Alimento.

Robusta simiente

 de cielo inagotable.

Cosmos infantil.

Discurrir curioso.

Prodigio de olores.

Milagro para los ojos.

Magia en los sonidos.

Sustancia en el tacto.

Sabor a miel.

*****

Alimento.

Arrincono los guijarros con ardor.

Escruto los rincones más ocultos.

La soledad del Cristo.

Afanado herrero.

Viaducto de  mi pueblo

testigo de nuestras vidas,

guardián  de molino,

 inerte  en su camino.

******

Alimento.

Alimento de mis sentidos.

Alimento en mi vida.

*******

Enfermos y desahuciados,

del remendón

 solicitan sus cuidados,

desvelos y curación.

Manejos virtuosos

 en su salvación,

reclaman mi atención

*****

Mastican los manjares

los dientes de la retina.

Chorros de  sensaciones

se aglutinan en mis pupilas y

en su camino se desorientan

desatendiendo  la razón,

anclándose en el alma.

*****

Naturaleza vengadora,

 artesano de sus paseos  privado.

Trueque en sus piernas haces,

 gacela en libertad tornas

en trinos  apagados.

Rotas sus velas dejas.

Oscuro viaje a través de la vida.

*****

Museo de pies exangües,

Solitarios, callados.

Pétreos e inertes.

Mudos cueros.

Gomas de mil caras.

Mucílago embriagador.

Ejercito de fatigosos zapatos.

*****

Sepultado por pegajosos despojos.

Trincheras de moribunda zapatería

Montañas de desorden,

escrupulosamente ordenado.

Virutas, recortes y

agujereados escarpines.

Cuerpo aprisionado

 en una celosa mortaja.

Sudario de ceñido cuero

mil veces herido

por cuchilla traicionera.

Zarpazos de engrudo,

vahos, tintes.

Asfixiantes y pegajosas virutas.

*****

Hábito abnegado y celoso,

paciente en su destino,

 la otra piel resignada,

pegada a su cuerpo;

el sempiterno mandil.

*****

Mis ojos observan el museo del horror:

huellas de pisadas acartonadas,

extremidades sin vida, quietas.

Huestes de mutilados.

Mil zapatos gravemente enfermos.

Doliente y quejosos.

Lánguidos, exhalan suspiros

con ruegos al

Ángel del Calzado

 restañar sus heridas.

*****

Zapatero de velas rota,

de nombre Luis,

apodado “El Muletas”.

Resignada víctima

 del caprichoso destino.

Custodia su sitial los

apoyos de su trotar.

Sobre un escabel

descansa su cuerpo,

mitad tronco,

mitad madera.

 Piernas en verdadera

enemistad con la razón.

Quietas, destartaladas.

*****

En auxilio de sus movimientos,

raudas acuden las manos,

corrigiendo con avidez

lo que el juicio desobedece.

Brazos y manos,

en estrecha armonía

con el mandil,

cobijan los maltrechos y

resignados miembros de trapo.

*****

Generosidad de sus piernas,

fuerza y habilidad regalan

a brazos  y manos.

*****

Ataviado con un guante de cuero

Acomete cada intervención del enfermo

con habilidad  y

destreza no conocida.

*****

Lezna, yunque, martillo,

 aguja y cuchillo,

acompañan al enfermo.

Son tan graves sus heridas

que  un inocente cáñamo

recibe los bálsamos del cerote,

embrujo de pez y cera,

troncándolo acorazado.

*****

Ojos de niño entusiasmado,

atraído y embelesado.

Viendo al maestro zapatero

revivir al desahuciado,

sanando mágicamente zapatos.

Colocarlos en los estantes,

con salud y abrillantados.

*****

Alma inundada de bonhomía,

A todos los niños guerreros

gomas les regala para el tirador.

Esas lengüetas tan apreciadas,

repuestos de valioso uso,
al languidecer una,
otra en nuestras manos puso.

*****

Si en el fragor de la lid,

el balón sale mal parado,

y la suerte te permite

un balón reglamentado,

subsana su alma en pena,

por un pinchazo en la faena.

*****

Hay suerte en la fortuna,

que la bici en su casa tiene cuna,

más si en pedaleo

 con infortunio

la rueda sufre un pinchazo

o se le hace un nudo,

es oficio del remendón

acudir presto en auxilio.

****

Santo para los niños,

salvador de sus fortunas;

si bien reluce su bondad

también se abren sus

ventanas de los diablos

por donde deja escapar

exabruptos bien atinados.

*****

José Antonio de nombre,

y Calleja de apellido,

a la zapatería resuelto acudió

 y, con un tono raro, al

Maestro Luis  se dirigió:

¡”Muletas”!

¿Me arreglas esto?

Guindilla puso en sus ojos,

escupida por tal expresión.

 Demonios le salieron

a raudales del corazón.

Gritos y reproches,

culebras,  sapos y

hasta algún camaleón.

Ojos y manos buscaban

proyectiles y munición

para reparar el agravio,

propinando  al guaje

algún chinchón.

*****

Rival  Jose Antonio no tenía,

 descompensada limitación,

si bien carrera emprendió,

amenazaba un zapatazo traidor.


(Mi recuerdo a Luis El Zapatero. Por su buen hacer con los chavales de Caboalles)

                                                  José Luis Rodríguez García.-

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NIEVE









Nieve de fresa,
nieve de limón,
nieve primavera,
aguanieve.
Nieve Lacianiga,
nieve  de niños,
nieve con cerezas,
nieve con nieve.
Nieve con almíbar,
nieve con carbón,
nieve  y carámbano,
aguanieve y sal.
Nieve en las heridas,
nieve en las entrañas,
nieve en las penurias,
nieve en el socavón del alma.
Nieves no te nieves.
Nieves fortaleza,
Nieves  de escaños repletos
Nieves libertad.

                                                    José luis Rodríguez García


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El Segundo Acto
                                                                                                                           

Pergamino de mi vida
 De borrosas letras
Tinta diluida en lágrimas
Fuertes cimientos
Techo  de huérfanas paredes
Piel de melancolía y  sueños
Postrero acto  del camino
Del cegador telón liberado
Mil pasos ciegos
En uno todo lo veo
 La luna vieja
La otra cara me enseña
Libero a mi cuerpo
De la manzana su prisión
Fugitivo del fruto del
Divino Hacedor
Hambriento  me siento
Sagaz mi vista es   
 Mi cuerpo templo
Donde duerme el sol
Montes, prados, ríos
Brisas y un ruiseñor.
Freno en el tiempo noto
La sonrisa de una ardilla,
La acechanza de una flor
Indefenso yo me veo
 Derrúmbense mis murallas
Siento la mano de Dios.

(Cuando disponemos de más tiempo, cambio en nuestras vidas laborales, levantamos la cabeza y descubrimos un mundo que por nuestras prisas y preocupaciones no descubrimos aunque lo tengamos delante de las narices. Ese tiempo nuevo afina nuestro paladar y potencia el resto de los sentidos, que hasta ese momento parece que lo tenemos atrofiado. )

                                                                                                                               Jose Luis Rodríguez García

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J











































































































































8 comentarios:

  1. Tengo que reconocer que en este caso me es imposible ser imparcial.

    Las poesías que nos presentas nos hacen volar a nuestra infancia y adolescencia y son sublimes, al menos para mí.

    Fenomenal trabajo de un protagonista de aquella época, es decir, tú.

    Me has llegado al alma, al corazón, a la piel.

    Gracias.

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    Respuestas
    1. Gracias Villa. Te diré que eres mi primer admirador. !me has sorojado! De verdad, muchas grcias.
      Me asusta un poco, que ahora que estoy en segunda actividad laboral, se me ha acentuado la idealización de nuestra infancia; me encanta recordar todo aquellos.
      Ya no sé si será la edad....
      Bueno Villa, gracias de nuevo y, como te decía, si tu cres que tiene algún interé para nuestra gente, publicalo.
      Un abrazo
      En espera de tu contestación.

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  2. Gracias Jose Luis,soy Javier Casado ausente de Caboalles hace muchos años. Villa de vez en cuando me envia publicaciones,videos etc.. pero lo tuyo me emocionado al limite del lagrimeo .Gracias otra vez.

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  3. Gracias Javier, gracias por tu crítica. Espero que algún día podamos conocernos personalemene y compartir tertulas entrañables que quiten el polvo a nuestros recuerdos.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Jose Luis, no consigo ponerte la cara del adolescente que seguro tengo en mis recuerdos. Aunque por los nombres que aparecen en tus escritos, Abel, Floro, Eliseo... creo que serás un poco mas joven que yo. Muchas gracias por este trabajo tan maravilloso que has hecho, leyéndolo vuelvo a a esos años, ya tan lejanos, y a ese pueblo que tan buenos recuerdos me traen.
    Un abrazo.
    Javier Rodríguez Campos. "Falo"

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    1. Muchas gracias Javier. Sé que es difícil recordar a todos los chavales de aquella época tan especial. Villa me remite una foto de los escolares de mi porpia escuela y me cuesta trabajo ir recordandolos.
      ¿Falo, tu no serás famila de los de "Casa Falo", que luego practicó el ciclismo?
      Bueno Falo, un abrazo y espero que la vida nos brinde una oportunidad para poder saludarnos y ponernos al corriente de nuestras vidas.
      Un fuerte abrazo.

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  6. Hola primo, mañana entrare y leeré todo con más tiempo.

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