Retazo de tiempo cargado de vida. Porción de
aliento preñado de regocijo.Comando
infantil. Cuadrilla de niños.
Zona a batir desde el Pozo María al Cargue.
Frondosos prados. Tordos, gorriones, pinzones, verderones y esquivas
lavanderas.
Avances
sagaces, silenciosos y complicados. Pétreos cuerpos inmóviles.
La cercanía de
la presa les comprometía.
Ataque
despiadado de ortigas, espinos, cardos y demás aliados y compañeros de las aves.
Insistente
espera en sufrimiento, con chirucas mojadas, camuflados, hábilmente emboscados
Con
mil hojas cabreadas, se visualiza el punto de mira y el blanco.
Hábil
guerrero. Aguerrido cazador.
Templadas
las gomas. Firme su cuero. Guijarro en
catapulta. Alineado el objetivo.
Se
produce el disparo e inmediato golpe seco, desplume, piar final.
La
caza a su morral, fardel que la cuerda
sustituye que del cinto cuelga con jactancia.
La
batida continúa. Los chavales a lo suyo.
Lagartijas, reinas de las paredes,
barrancos y pedregales, con disimulo nos miran
por si hay que huir y desertar de sus calurosos aposentos.
Verdes
lagartos, que apenas dejáis saludaros.
Ríos
y regueros, campos y huerto.
Camino
Camino
minero, del Pozo de María al mismo
cargue.
Camaradería,
bullicio de adolescentes. Una mañana veraniega.
¡Algo
brilla en el suelo!
Forma
de cigarrillo del que salían dos cables, dos bellos cables, uno de cada color
que tanta curiosidad despertó.
Del
aspecto del objeto cosa de valor se
concluía.
¡Infantil
experiencia!
Cosa
perdida parecía y la fortuna de nuestro lado se ponía.
Recogido
del suelo fue y entre las ropas se guardaba.
Nuestro
paso se apresuraron disfrutando en nuestro camino del tesoro encontrado
Ya
no estaba a nuestro alcance su posible propietario.
Afortunados
nos sentimos.
A
nuestra vista el Carreirón. Morada de un carpintero próximo al puente había que
con su maderero el secreto compartian.
Espanto
vimos en sus ojos.
Con
prontitud, de nuestras manos nos retira tan apreciado hallazgo.
Helados,
sorprendidos, desconcertados….
De
esa forma contemplamos los pasos, sus
mensajes y sus actos.
Con
nuestra fortuna en sus manos, corta los bellos cables que de él pendían, y
entrega de ellos nos hacia, lanzando el brillante objeto al río.
Perplejos.
Confusos nos quedamos.
Nuestras
miradas se fijaron en nuestro tesoro que
las aguas dejaban ver en todo su fulgor.
¿Por
qué nos lo han quitado? ¿Qué era aquellos?
Terrible
curiosidad. Brillos seductores.
Agotada
resignación. Avivada la curiosidad.
Zambullidos
en las aguas que su nivel al tobillo nos llegaba, recuperado el objeto desdeñado por el ebanista.
Empobrecido su valor, sobre un canto se descansa y
con otro pedrusco percutamos.
Nuestros cuerpos, en el agua aparecieron, tendidos y ensangrenta
Horrible ruido. Minutos de desconcierto.
De pies nos pusimos, valorando nuestras lesiones.
Floro “El Cuco”, de la cara sangre abundante emanaba.
Su hermano Eliseo, un brazo
afectado.
Yo, Jose Luis, un brazo
ametrallado.
(No era inusual, en el manejo de los explosivos, que existiere alguna
práctica negligente por parte de algunos artilleros de la mina y que pudiera
resultar dañino para los niños.)
Jose Luis Rodríguez García
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EL LIBRAMIENTO
Arte. Hábiles manos. Orgullo.
Fin a la suerte. Incapacidad. Dolor.
Consorte en movimiento, traslado.
Nueva luz. Obligadas exigencia.
Superado.
Veo una foto de familia hecha delante de nuestro hogar.
Familia numerosa.
Trabajo de minero. Trabajo en exterior.
Sueldos de miseria. Afortunados los
cinco primeros días del mes. Desheredados
sus hermanos.
Feroces comensales . Ansiosos
bocados, azuzado el hambre por las correrías,
satisfacción cumplida.
Niños felices.
Libramiento.
Mordisco al peculio, sequia de nuestra mensual fortuna.
Presto obedezco y raudo acudo a las
oficinas de la empresa.
Sabido mis intenciones, por el acicalado
empleado. Se extiende un papel con dinero que no veo.
Economato.
Alta veo a mi madre y juntos en el
mostrador.
Dialoga
con un dependiente ataviado con una bata de trabajo, de nombre Pio Verano.
Que a los pedidos hace reflejar en una
hoja.
Poco pide, mucha quita, que del papel ya
nada queda.
Salario, sueldo sorprendido. El mordisco
ya olvidado. Las exigencias muy presentes y abundantes.
Salvador libramiento. Embaucador y traicionero.
San Martin que no era nuestro.
Huertas atiborradas de productos con destino a
otros hogares van.
Patatales de vecinos
Presas con vivas aguas que ajenos
prados asisten.
Majadas y apriscos, cobijo cabañal, de extraños son.
Reses, huéspedes de establos, vacas que en altas brañas pastáis, forasteros propietarios acaparáis.
Gallinas y sus huevos, los conejos y
todo lo que llena el arcón, en otras casas les puedo poner atención.
¡Qué soledad de jornal ¡Qué hacienda tan limitada
Caudal de ingenio para dentro
y para fuera. Sea el primero el vestir de la familia. Sea para fura el
producto de la aguja de la que mi madre maestra era, con prendas comerciaba o
con su trabajo el trueque aceptaba.
(Tengo que mencionar aquí a la “Morena
y su familia”. Mi recuerdo a Fernandito, Mino el cartero, Juventino.)
José Luis Rodríguez García
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*JUGUETES *
Mi patio, el Valle.
Sus muros, las montañas.
Su vegetación su aliento, la fauna la música, el carbón su emblema.
Se apuran los bocados que dan por
concluido el bocadillo.
Esquinazo a los deberes.
La consigna, un silbido. La calle, su
bullicio.
Las cuadrillas se organizan.
Chicas, chicos todos son.
Familias en "calechu", guajes "cisuleirus"
La billarda:
Diestros niños que enfoscados en su
juego,” ario” en mano, templa golpe sobre palo chico, “irio”, al encuentro de final
golpe que espacio sea que resulte emperador .
Castillu_El pañuelo.
Se reparten los rapaces en dos bando,
equidistantes los dos grupos de guaje fijo que sustenta el pañuelo. Son citados
por su número y enfrentados en destreza y picardía.
El cazuelu_Las chapas.
Se eleva a rey la plebeya chapa que humildemente su labor
cumplía al frenar el empuje de burbujeantes bebidas.
Artesanía desmedida, habilidad y gusto.
Las manos con los cromos favoritos, futbolistas escogidos, en la chapa
se acomodan.
Avispada la destreza, se labraba su
final con un redondo cristal que con jabón en su contorno se podía terminar.
Dibujado en suelo, una pista inventada,
con su principio y su final y los contrincantes
se van a desafiar.
La chola_La chica
Su final el tocar a un oponente. Se
dispersan los muchachos y un primero ha de tocar a uno de ellos y a empezar.
El Burro
Apoyado en la pared, en columna de muchachos, dobladas las espaldas, saltar
sobre el grueso e ir probando su resistencia.
El aro,
Una yanta de bicicleta y con manillar
de alambre forman un tándem que los
guajes con habilidad conducen.
El gua
Estrella donde
las haya. Tierra bien allanada, camino firme.
Bolsillos preñados
de canicas, bolas de arcilla, piedra,
vidrio o metal de reducido tamaño.
Un pequeño hoyo
y a distancia una raya.
Desde el
pequeño socavón, jugadores en la lid, lanzan sus bolas con los ojos en la
ralla.
El que más
cerca del linde con su bola atinara, inicia la jugada y los demás a
retaguardia.
Desde el gua el
hábil jugador mira las bolas de los contrarios.
Decidido y ya
con blanco, extiende su mano y dispara el proyectil,
Toca blanco y
su liturgia se relata: dedo, cuarta, pie, bola y carambola.
Si la trampa se
detecta, “meter manga” es la denuncia.
Era el
blanco y su oponente busca el
hoyo que iniciado lo anterior, eliminar al contrario es su misión.
Abonando el perdedor una bola en deshonor.
El Trompo
Fuerza y habilidad.
Ojeo en el corro peonza de rival bailando.
Lanzo el mío con fiereza, ya que el círculo no había abandonado.
Hierro originario queda
corto para tal fin
Herrero busco que rejo bravo me permute, ya que herir trompo es mi fin.
La comba
Las "pelis" su tacon,
Que como un tesoro en mi pantalón son.
Dibujado sobre el suelo rectas, curvas
en prisión y dentro de ella las pelis que con el tacon se busca su liberación.
Siendo propiedad del liberador.
Estampas de fosforos
Sobre una pared, a media altura,
cada estampa se deja caer
y si tapa la del contrario, todas las que hubire en el suelo son propiedad del último que ha tirado el valios carton.
Tiempo dura el frenesí, auque tiempo hayan pasado, que tal relatado tesoro su valor ha conservado.
El escondite
El fútbol
Balón de cuero que mis pies no conocieron. Se agudiza la destreza
con pelotas de artesano que de mis manos salían.
Goma
tras goma unía y algo esférico salía.
Elaboración refinada se desconocía ya que la industria del juguete para
la
chavalería de los SESENTA no existía.
Niños interactivos, guajes socialbes, infantes bien adapados.
Generosa naturaleza.
Abrumadora señora.
Amamantaste a tus hijos con la mayor diligencia.
Pusiste mimo en tu cuidado, cautela en nuestros pasos, asombro en
nuestros ojos,
¡Qué regalo refinado se puede equiparar a eso!
! Laciana,Qué juguete mayor que tu bellea y atención...!
Jose Luis Rodríguez Garcia
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Adolfo ” El Pescadero”
Verdeles, sardinas, merluza.
¡Pescado fresco ¡
Un día cualquiera de mi pueblo.
Ha captado mi atención una cercana voz.
Ofrecía pescado fresco a los vecinos,
con insistente tesón
Bullicio de mujeres que, sugerente el
reclamo, ojeaban el producto.
Atrajo mi curiosidad.
Indago y merodeo.
En el medio de la calle un hombre alto,
atlético, afectuoso, veo.
Llevaba gafas oscuras.
La camisa remangada y, en apariencias, desaparecida su mano izquierda.
Aclara
lo de su mano oculta el manejo de su oficio.
Concluido el “acicalamiento” del
producto, un trapo deja en claro
la ausencia de su antebrazo.
Lienzo lleva sobre su muñón, que al
concluir su pedido, limpio queda,
pescado, cuchillo y mano del vendedor.
Grave es, cuando prosigue mi atención.
Por cada cliente servido, se repite la
función.
Escamas, espinas y despojos en el trapo deposita,
No sin antes mimar al muñón con un
insistente y cuidado refregón.
Observé su habilidad, falto de mano
siniestra,
que en el manejo de los cuartos experto era
Llamándome la atención la cartera que a su cinto portaba
que,
forrado aparentaba, vestido de pringue y escamas.
Su carga consistía en una solitaria caja.
En ella se repartía: verdeles, jureles,
sardinas y otros pescados.
Con su propia fuerza guiaba la carga,
valiéndose de un carrito de hambrientas
costillas y base de tabla
que se apoyaban en dos pequeñas ruedas de aire
hinchadas.
Se ausentó de mi barriada y prosigue el
reclamo con la misma palabra.
¡! Pescadero!!
Pasmado, encandilado, cargado de la curiosidad
que la edad me concedía.
Seguí
sus pasos. Curioseaba, observando su faena.
Hizo una parada en su camino. De sus gafas
negras se despoja y sólo un ojo deja
ver.
¡Sorprendido! No sólo manco, sino tuerto de un ojo, también es.
Terminada en mi barrio su ocupación, insiste en los siguientes el
reclamo con la misma voz:
¡!Pescadero!!
¿Qué pecado habría cometido para que se
le castigaren con tal quebradura?
Quizás esta desventura se solicitó en
otras cuencas por deshonor.
Posadero era
de la casa de los “Cucos”
Con las primeras luces, este épico
mercader, carretea su vehículo con dirección a Villablino.
En su estación del tren, recoge cada día su cajón de mercancía.
Ferrocarril, que enfoscado en su labor, gente, mercancías y carbón, a Ponferrada lleva y trae, con
primor.
Enterrado entre la nieve, eternos
resbalones, perpetuos helados,
las
uñas descarnadas, mojado hasta los huesos,
Fríos, veranos desmedidos, sus padecimientos son.
En cada momento y a su hora.
.De la enfermad se esconde.
Implacable al dolor
Como un Buhonero cada pueblo ha de
recorrer:
San Miguel, Villager, El Carbachón,
Caboalles…..
Qué pupilo tan costoso. Qué alojo tan exigente.
De qué solitaria caja se ha de exigir, puchero, catre y aseo para vivir.
Tuerto
y manco nuestro héroe,
con arrojo y valentía,
en nuestras mesas ha dejado sustento de lejanía.
Humildad del Sanmartín, patrón de
nuestro alimento,
que como un buen anfitrión,
con el pescado compartió mesa, mantel y calecho.
Entendido tengo que a su caja de
sustento a otra estación ha llegado,
clientes gloriosos tienes ,
a los que
el contenido de su caja ofrece, a la voz de:
¡Pescaderooooooo!
(Siempre hay un lugar para los hombres buenos
en nuestro Valle. Recuerdo a uno de los nuestros.)
José Luis Rodríguez García
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AMANECER Y CASTAÑAS
La tremenda ilusión no permitía aclarar el techo de las
nubes.
Reclinaba mi cuerpo agudizando el oído por si algo se
movía en la casa.
Todo sigue en silencio
San Miguel sí daba señales de vida.
Leve restregar de piedras apremiadas por la pisada de
algún madrugador minero.
Hermanada se encontraba mi casa con un pequeño arroyo,
cauce imperecedero,
soniquete porfiado e insistente.
Atronador silencio que dejaba interpretar los murmullos
de sus aguas a gusto de
mi fantasía.
Esperaba lo desconocido.
Las primeras
brisas en mi rostro.
Sobresalto.
Me sacaba de mi sueño un susurro de mi madre.
¡Vamos
hijo, es la hora!
Como
un rayo, de pie me puse y me estrellé con un aroma, mezcla de cocina, café y carbón,
que
avivó mi ilusión.
Abandonábamos
la casa sin concluir el último bocado.
Afanada
se encontraba mi madre en la vestimenta de mi brazo que con las prisas
se hacía resistir.
Nuestros pasos se orientaron hacia la estación.
El
camino de la izquierda, a diario transitado, queda relegado hoy, se viste de festivo.
Las Graduadas, el
maestro, el recreo, la leche en
polvo y su queso, por hoy queda
olvidado.
Emprendemos
la excursión y en breves pasos,
un
mordisco en Villablino damos, al pisar Cuatro Camino.
Se
empieza a animar el camino, la eterna sonrisa
de mi MADRE, su alegría y su juventud.
A nuestras piernas de inmediato pone prisa.
Me reta a una carrera,
visualizamos una meta, acordada y convenida.
Iniciamos la competición.
En mi
retina queda la salida y de mi MADRE su preparación:
falda arriba, que su mover le impedía, y como un rayo salió.
En pocos
pasos, distancia me saco.
La
carrera, con honor, ganó.
El
premio de consolación, con su sonrisa, cariño y amor, me dio.
Ya estamos
en la estación.
Una
vez en ventanilla, los el billete solicita.
Pedido
es, al Páramo.
Montamos
en el tren.
Cabeza
cilíndrica, con chimenea, de humos perpetuos.
Dos
braceros se afanaban en dar de comer al gigante,
Insertadas sus palas en la hulla, acercan su
alimento al estómago del corpulento.
Sus
ruedas desnudas, apoyadas sobre hierros.
Locomotora
en la estación, son las ocho, le autorizan
la salida.
Arrastrando
los vagones, damos comienzo a las primeras sensaciones.
Compartimos
el furgón con feriantes, pescadores, y
vecinos con misión.
Asientos
de madera, rígidos y descarnados
Calores
muy medidos, por lo de la ventanilla levantada.
Si gustosa es la brisa de la montaña.
te
puede lisiar un ojo la carbonilla de la locomotora.
Mirábamos
nuestros rostros en el cristal.
Vidrio teñido por la oscuridad que, aun con noche,
se dejaba observar,
que envidia le daba al túnel que la suya quiere aportar.
Carantoñas
de mi MADRE, bromas, historias……
Se
iba agotando el recorrido y preguntaba a los vecinos el lugar exacto
de nuestro
destino.
Una
vez en el lugar, el monstruo ennegrecido comedor de carbón,
obedeciendo
algún pitido, para en nuestra estación.
Del
vagón nos apeamos,
Emprendimos el camino y de inmediato sobre un puente nos vimos.
El Rio Sil es su motivo, aguas que resignadas pasan con carbón en sus entrañas, fruto de malas prácticas de lavaderos en Laciana y del que son testigo,
truchas en sus espinas.
Pronto nouestros pies alcanzan la falda de la montaña.
Con expectación
oía a mi MADRE su relato,
qué bien
me instruía sobre la flora y los atajos.
De castañares
me dice, es este monte rico,
al
igual que sus vecinos, todo el monte, desde Matarrosa a Ponferrada,
están de castaños henchidos.
Al
rebusco nos pusimos afanaos en la tarea,
que al
recoger la cosecha, caímos en el olvido,
el transporte de castañas,
¿de qué
bolsa valernos como utensilio?
Un
lujo más del ingenio que rebosa
en el
talento de mi MADRE,
“la
perneras de un pantalón”, que anudadas sus extremos,
su figura
se transmuta en morcillas rebosantes.
Disimulado
su transporte, iniciamos el regreso,
El
tren de vuelta cogimos y llegamos a Villablino.
En
San Migue en un suspiro.
De nuevo en el domicilio.
A
la vista ya mi PADRE y mis HERMANOS.
Contamos la excursión y lo vivido.
Preparada la cosecha.
Las castañas en la "chapa",
al rojo vivo la cocina, que sobre ellas pusimos,
asadas en su punto,
deliciosamente compartimos.
José Luis Rodríguez García
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La
faja
Oía: "
a los cincuenta".
Quebrantos
de la edad
Miseria
de la posguerra
Leva
del pan.
Arranque
a mordisco las exigencias del trabajo.
Sangrando
sudor le ven en el campo
Irreconocible al salir de la mina.
Sostén
de esta tierra .
La
manos se fusionan en mangos
que todo cortan,
que todo calan.
que
todo agitan.
Armazones
óseos sometidos a beneficios burgueses.
Fuerzas
exigidas que con humo de faria se paga.
Llegado
el momento la espalda se quiebra.
Silenciosos
quejidos,
Sonrisa
apagada
Trabajos
forzados.
Resignados.
Mis
ojos observan al vecino de mi barrio,
al
del otro lado.
Me hablan de un tal Paco,
de su
hermano.
La
faja
Faja
azul y grande. Como un palo se envolvía.
Ceñía
su cintura como tabaco en su liga.
Ánimos recobrados.
Males
calmados.
Bendita
la faja.
José Luis Rodrigue García.
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La
huelga del_62
Transcurre
lánguido el cuarto periodo del año 62.
El
Valle de Laciana, adormecido.
Inopinadamente se ve invadido por una bruma de
cambio.
Huracán renovador con savia asturiana que tuvo su foco en
Mieras.
Aliño de miseria para los sueldos.
Movimiento
sindical obrero desaparecido.
Vigencia de los Sindicatos Verticales de afiliación
obligatoria.
Granítico entramado institucional de régimen franquista.
El nivel de libertad personal y política inexistente.
Existencia de una política económica basada en la autarquía.
Tempestad de
origen renovador invaden nuestras minas.
Su galopar por Somiedo, Leitariegos y la Collada de
Cerredo.
Es tan violento su impulso y tan ciego su entusiasmo
Que vista
la enfermedad, en toda España acude a remediar.
*****
Salto del 62.
Se ha despertado el movimiento obrero
español.
Cuenca minera asturiana, las cuencas de León,
en Jaén, Córdoba y Teruel.
!! Huelga
general !!
Nuestras gentes parasitadas por la escasez,
subdesarrollo, sumisión
y falta de libertad,
deciden despojarse de la humillación.
Con garra y tesón.
Ciegan
las bocaminas y paran su producción.
Suenan gritos de tesón y sollozos de
desanimación.
Las huestes
de la escasez, las milicias de la penuria,
Alientan la solidaridad entre los convecinos.
Pero el
plante laboral, la detención del trabajo
no ve el fin.
Es
aquí donde se agrieta tal tesón de insistencia.
Son vistos en caminos con dirección a sus
destinos,
que no es otro, que su trabajo en el tajo
a sustitutos o reemplazantes,
en definitiva:
Esquiroles.
Mujeres de los mineros que con sus maridos en
las minas encerrados,
toman el testigo.
Coraje femenino que presienten el peligro
y ponen fin a ese riesgo que frene su objetivo.
Del pozo María a su Cargue, en Bolsada, Paulina,
la
Escondida y todas las bocas de mina,
Su coraje fue ejemplar.
Humillas a los esquiroles,
El objetivo conseguido.
Mujeres valientes de Caboalles,
madres,
mujeres e hijas,
Que en el fragor del conflicto no conocisteis
fatiga.
Seguidoras de Anita Sirgo y Constantina Pérez
(Tina la de Juécara),
luchadoras contra el Franquismo que fueron
detenidas y torturadas.
*****
Voz del patrón: “Insolencia e indisciplina”
Iniciativa institucional: “Declaración del
estado de excepción”.
Sus consecuencias: Vigilancia, represión,
coacciones.
*****
Llaman a la puerta.
Abre mi madre.
Observamos la presencia de dos Guardias
Civiles.
Eran del cuartel de Caboalles de Abajo,
de talante entregadamente serviles.
Preguntaban por mi padre.
Tal presencia en nuestro hogar ,
de tal manera a mi
madre impresionó
que de la impresión desfalleció.
El
color se le quitó y
el llanto entrecortado
le surgió.
*****
Era niño yo,
pero
claro me quedó la descompensación
entre la Benemérita y mi progenitor.
En ese instante conocí el abuso y la
humillación.
A mi padre le miré y de su proceder concluí
que era un hombre como tantos que se deja
seducir,
Sólo en su casa líder era y del respeto,
prudencia y obediencia, gala hacía.
Pero a tal condición se sumaba la incapacidad
que su poca vista le causaba.
Casi a tientas trabajaba, auxiliado por sus
compañeros de jornada.
Pero si en desagravio de sospecha no llegaba,
a su
mesa cinco hijos se sentaban.
*****
Concretan los Civiles el motivo de su
presencia
Que mi padre les acompañe al Cuartel para la
práctica de una diligencia.
Explicación a mi padre sobre justificación de tal proceder,
Los derechos de la época se lo harán
comprender.
Timorato y confundido, con el miedo en los
sentidos,
Mi padre resignado accede,
no sin antes
ataviarse con un elegante traje
de Príncipe de Gales,
Regalo de un tío mío,
que cansado de su uso,
a mi padre se lo impuso.
*****
Inician el camino, para mi padre el cadalso,
con
terror a lo desconocido.
Una vez en el cuartel, patíbulo reconoce en él
Agudiza el oído lo que la vista le niega.
Conclusión:
Que tenía compañía.
Por la voz reconocía a otros compañeros de la minería.
Le aconsejan su acomodo.
Mascullando en su interior las causas de su
detención y
el pago de su pena por el fragante
desconcierto y confusión,
esperando destripar la insistente diligencia
que le tenían que practicar.
En una mazmorra se sintió, indefenso y en
desamparo,
esperando un tribunal a modo de
Inquisición que libere de sus pecados.
Avivaba su temor, los gritos y quejidos que
sus oídos recibían.
Que como invidente que era, del oído se valía para sufrir el dolor.
Se le aclaró su temor:
Prácticas de interrogación,
medios de torturas
e intimidación.
Golpes, súplicas , quejas y lamentos..
Los mineros detenidos así son atendidos.
La Policía Judicial interrogaba,
Mediante amedranto y un sinfín de medidas
represivas,
Identificar a activistas comunistas,
Cabecillas de la huelga,
Figuras con referente político.
*****
Silencios de los trabajadores huelguistas.
Sus consecuencias:
Torturas
Despidos
Sanciones.
*****
Le toca el turno a mi padre.
Las preguntas en esa dirección se formulaban.
Respuestas sin convencer.
El Príncipe de Gales le delata.
Si en justicia los recursos en su casa se estrechaban,
cómo la escasa hacienda en vestir la gastaba.
Tuvo que concluir el periplo de ese lujo,
que para ellos le hacía distinguir como gastos de mal gusto.
Insultos le propinaron,
amenazas de despido
si en sus oídos no ponía
los
nombres de los cabecillas.
De los golpes se salvó al comprobar los verdugos su limitación.
Convincente resultó su explicación,
ciñéndose a su familia,
que su supervivencia peligra,
si la huelga continúa.
Después de un interrogatorio aterrador,
a su domicilio regresó.
Ya no
había duda, el movimiento obrero español había despertado definitivamente, a
pesar de la dictadura y el salvajismo represivo
(1962-1963)
José Luis Rodríguez García
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_____________________________________________________________________
A MI
MADRE
Luceros que con tanto mimo acompañáis a esa
flor.
Sol y lluvia
que hermosura ponéis en su color
Firmamento cautivo por tan fantástica misión.
Afortunado vergel que de tu esencia ha
aflorado el más lindo clavel
Qué reclamo tan seductor para los vientos de
amor.
Su perfume, su fragancia,
Irresistibles son.
Alas en su tallo pones y cual mariposa libre,
Mil colores
exhiben.
Atrás han quedado los surcos que aprisionaron
su joven tallo.
Surcos de amor y mimo,
Surcos
esclavos.
Brisa de juventud, alma de libertad.
Por doquier se ve pasar la delicada flor de
tu hermosura.
Grácil volar, esplendor de colorido.
Inocencia.
Raudo acudió, embriagado por su fragancia,
Un apuesto ruiseñor.
Centinela de mi flor.
Artesano de nuestras vidas
Refugio de tu nidada.
Tus manos, fuertes,
Aferradas a equipajes cargados de ilusiones.
Esos primeros vientos,
Brisas
suaves y favorables
Que en sus velas dibujan sus recién estrenados sueños.
¡!
Ay!! Aquilón traicionero, huracán despiadado.
Que haces zozobrar nuestra travesía.
Mi nave contra las rocas quebrantada.
¿Por Qué esa tormenta huracanada?
Si no se han abierto los ojos de sus sueños
y cruelmente te los han cerrado…
¡! Ay
centinela de mi flor ¡!
Tu bajel, allá vaga a merced de la tormenta.
Se ahogan tus sueños.
Quebradas tus ilusiones....
*****
Generosa
la hermosa flor
regala sus ojos a mí
centinela.
Artesano de nuestra prole.
De entre sus pétalos surge un murmullo de esperanza:
Isla
yo soy de reposo.
En medio el mar de la vida
Y el guardián allí olvida
La tormenta que pasó;
Allí convidan al sueño
Aguas puras sin mormullo
Víspera de un nuevo futuro
Anclados en un nuevo puerto.
Nuevas tierras.
Nuevas gentes
*****
Tránsitos desconocidos y con fatiga
Empeñados en desterrar cada paso al caminar.
Golpes de amor.
Generosa la vida en sus ansias que a esa bella
flor le diste
Cinco retoños.
Duro para el Guardián.
Terrible para la flor.
En silencio tú padeciste quebrantos
y dolientes gemidos.
Escasez y olvidos
Pero en tu pecho profundo llevabas el amor por tus hijos.
Madre, querida,
En mis ojos aun te ven, en el afán de tu
tarea,
Con pesos desmesurados, que sobre tu cabeza
acarreas.
Con destino
a ese río, de piel tan severa,
penitente hielo.
Las manos que sobre él tú posas, lo agrietan
con dolor y pena.
En busca de la corrientes vivas que den
limpieza a tu ropa.
Sangrientas rodillas, se
descarnan con tu esfuerzo.
Tormentas despiadadas, que empapan su cuerpo.
Lechos
de espinas y dolor que hacen del caminar un tormento.
Esquivas la escasez, obligando a circular
cientos de pies a la vez.
Si el mineral escaseaba,
Recursos
en las vías encontraba.
Si limitado es el sustento,
Profundo es su talento.
Rivalidades y desazones, más por tu belleza y
valía
que por la pureza de los demás corazones,
que dolidos,
de envidia escocían.
Cárcel, más que paraíso, te asistía.
Tierra exigente y dura,
que al difícil
entender se alía
La soledad de la familia.
Tiempo que se me va sin aprovechar sus minutos.
Lamentos acomodados que de su peso
No corro a decirte lo mucho que te quiero.
Para el resguardo de tus obras buenas.
un mundo necesito.
Que en el contenido de mis versos,
para contemplar tu alma
Solo
uno necesito:
¡Madre
¡
Anclarte
en esta tierra quiero,
Que con
el paso de los tiempos tu recuerdo sea imperecedero.
Es tu
obra un ejemplo:
De la
codicia, sosiego.
De la
necesidad, Ayuda
De la
injusticia, cordura.
De la
enfermedad, Tenacidad,
Del
miedo, Tranquilidad y refugio.
A veces, mirándote a los ojos, me preguntaba:
Es tan dura tu existencia, que...
¿ A dónde está tu sonrisa?
y tu sin palabras, atronándome, contestabas:
En mis hijos.
Con el yugo del trabajo, insistente y despiadado,
te han atenazado las manos
de tu asueto merecido.
Y yo me preguntaba que...
¿A dónde está su sonrisa?
Y tus silencios atronaban:
En mis hijos
Gracias te damos mamá, por tanta generida
Cada minuto de tu tiempo
uno a uno y todos ellos ,tus hijos son lo primero.
Con entereza y dignidad vivies
los tiempos que no te damos,
soledades muy duras
y que ni cuenta nos damos.
Y gracias de nuevo,
por habernos perdonado.
Te quiero mama
(De todos tus hijos: Nievitas, José Luis, Rufino, Mari, Margarita.)
Jose Luis Rodríguez Garcia
_____________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________
LA
CASTRACIÓN
“¡Aparta
guaje que te va a turriar el novillu…!”
¿Qué
faes pur aiquí gulisqueandu?..
“Baxaime
un piornu del chiñeiru
y faime unus trochus p’a cucer el caldeiru de
los gochos…”
*****
Frases
que insistentemente vienen a mi mente.
Asociadas
en perpetuidad a un pasaje de mi vida truculento.
Mi
uniforme de guerrero.
Con
los doce años tempraneros.
Y en mi
bolsillo el arma de asalto.
Llenos
de guijarros los zahones
Alargan
los pantalones
que llegan a los talones.
En el
campo de batalla husmeo en la maleza
En busca
de nueva presa
que
llevarme a la mesa.
Tordos
o gorriones, carboneras o lavanderas
Prueban
mi habilidad en la destreza de mi
horqueta
Cuando
mis gomas estiro
Y firme
siente el guijarro,
Blanco
fijo alcanzo.
Ya el
pájaro no tiene amparo.
*******
Aledaños
del cargue de María.
A
tiro de piedra de la escuela de Carballo.
Por tierra
fértil y ganado
se
dan la mano.
Una
cuadra en sus dominios,
Vacas, Toros, cerdos y gallinas
con
huevos para el sustento.
*****
Alto
en mi camino hice
y me
puse a conversar
Con el
dueño de la finca
en mi
curiosidad de chaval.
Enfrascado
en su tarea
Con
un toro peleaba
Y del
animal, su colaboración rogaba.
Terco
el animal al ver su destino final
Hacia
el potro de tortura le querían llevar.
Al corpulento
cuadrúpedo
sujetó con un cordel.
Ventaja al instante cobra el granjero
Por
la nobleza del animal.
*****
Inmóvil
la bestia queda.
Y en
un instante descubro
Las intenciones
del explotador de la hacienda.
*****
En
los ojos de aquel niño,
Todo se
llena de espanto
Mi vista, no era
un hombre lo que veía
Si no,
un engendro,
Mitad
hombre, mitad bestia.
Alma brutal
y cruel
Y corazón
desalmado.
*****
Era
su mitad salvaje la que actúa en el
instante
En la
mano unas tenazas gigantes
Hacía
los traseros del animas se aproxima
¡Qué
intenciones tan perversas!
De toro a buey da vuelta.
Qué
forma tan inhumana
Valiéndose
de esos mecánicos dientes
Sujetados
por el medio las gonadas
Aprieta
con todo esmero
Y secciona los testículos
con autentica saña.
Rompe
en dos cada uno de sus órganos
*****
Del
bramido el animal dio la alarma
De Caboalles
al Carballón.
Hincando
las cuatro patas en el suelo del dolor.
Temblores
y espasmos atenazan al animal.
Que más
que bóvido parece racional.
*****
En mi
cabeza aun persiste
El restregar de pezuñas
Resbalando
en esas piedras,
Al consumar
su tortura
*****
Yo presente, niño y sin opinión
No entendía
esa acción
Que
de veterinario ya se oía
y de
otras formas de extirpación
para
consumar la castración.
*****
Seguro
que tal salvajada
En algún
sitio quedó gravada
Volviendo
la carne en grasa
Mal diente
para el tratante
Salvaje
para las vacas
Y el
magro múdese rancio.
José
Luis Rodríguez García
_________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________
Jilguero y galfarru
Me
piden paso los recuerdos,
a
galope y sin reparo,
Predicar
mis sentimientos
en mi
mente sepultados.
*****
Freno pone a mí correr
y
vida cobra mi mente.
Pongo
el corazón en las manos.
Niñez
y adolescencia hago presente.
*****
Recogido allí tú alimento
Embriagados
de tus mimos
De
todos los niños hiciste
Eterno
amor compartido.
*****
Salpicados
de presencias.
Recuerdo
bien refrescado
En la
obligación me veo
Como
héroe recordarlo.
*****
Vacios
mi bolsillos estaban
Eternamente arruinados
Que
mis manos no encontraban
Ni un
papel para el moquillo.
*****
Solución
se me antojaba
Si
miraba las bandadas
Que
cinco duros valía
Un jilguero
para jaula
*****
Allá
por la sombría Devesa
Hogar
del verde sardón
Contacto
con él tuvimos
Solicitando
un favor.
*****
Liga
para pájaros
Es nuestra demanda
Grato
le resultó
y su
vientre nos ofreció.
*****
Incisión
en su corteza
Observamos capas dos.
La
primera bien se monda
Para
aprovechar la dos.
*****
Terminada
la excursión
Bien
repleta la talega
Aguas
cristalinas busco
E
inicio la elaboración.
*****
Dentellada
a la corteza
Triturado
el contenido
Una
vez concluido
Empiezo
su limpieza
*****
Sustancia
viscosa
Masa
pegajosa
Se
ausenta la madera
El sardón
ha dado su ofrenda.
*****
Liga
en el bolsillo
Reclamo
en el hogar
De
inmediato inicio
Con
mi padre la caza
*****
Bien
de madrugada
Seleccionado
el lugar
Dispongo
los utensilios
Y el
pájaro a reclamar
*****
Una adecuada pared
Elijo
las escobas
Que
me surta de varetas
Para
esparcir la cola
*****
Canutos
de sauco
Realizada
la conjunción
Trinador
en la base
En breve la ocasión.
*****
Espera
con emoción
Sueños
miles son
Flores,
cantos e ilusión.
Olor
a verdor.
*****
Un
relámpago del cielo baja
Que
sin saber lo que pasa
Cubre
con sus alas la jaula
Que
malos presagios auguran
*****
Con un
desgarrador pio
Mi
pájaro me pide auxilio
Que
en un suspiro se acalla
Al
ser decapitado por el asesino.
*****
Un
Galfarru en libertad
Ave
rapaz traicionera
A mi
pajareo vio
Y a
traición degolló.
*****
Prisa
en mis piernas puse
Que
mi pájaro resultara indemne
Tarde
era por desgracia
Ya en
la jaula sin cabeza duerme.
*****
Milano
sabio resultó
Barrotes
de cárcel engañó
Que cabeza del cuerpo separó
De un
picotazo al pájaro cantor.
*****
Doble era mi reclamo
De
trino esmerado
Colorido
destacado
Y los
cinco duros…..
Con su muerte se esfumaron.
(
Jose Luis Rodríguez García
_______________________________________________________________________________________________________
Una trucha con sorpresa
Remotos hombros.
Laciana, Babia…
Encadenados cerros de eternas nieves.
Cicatrices profundas de perpetuos glaciales.
Secos y testigos de neveros,
Cansados del pesado hielo.
Verdores a su antojo ponen
Pasto para el ganado reponen.
Escobas, abedules, tejos y acebos
Verdes a raudales.
Son testigos de su esmero
*****
Remotos hombros
Omaña, Peña Ubiña, Los Picos de Europa
Majestuosos relieves.
Alturas milenarias
Testigos de otros tiempos
*****
Ubres de líquido elemento
Que das comienzo a la
vida en movimiento.
Manantiales y arroyos,
Corrientes de aguas frescas.
A su singladura dan comienzo.
Arroyo, fontanar, vía fluvial
De nombre incierto
*****
Lugareños del Villar de Santiago,
Bayo lo nombran
Otros, el del Puerto de la Magdalena
Atentos ojos en el
tema,
Con un tercer nombre cooperan
El Nevadín, por su generoso caudal.
*****
Arroyo de San Justo,
Recién nacido y ya exultante.
Aguas risueñas.
Enamoradas
de sus valles
De sus campos
De sus flores.
*****
Le despiden
Las peñas de Valdelinfierno
Moradas de pastores
y un santón
*****
Vientos de despedida
Gracias de San
Justo
Que desde su santa morada
Eternamente concede sus bendiciones:
“El agua es el alma
madre de la vida
y la matriz de nuestra existencia”.
*****
Se despide de su pueblo.
Al instante,
recuperar la mirada.
Rioscuro,
se encuentra a su entrada.
*****
Se percata en el instante
de un reposo en su camino.
Pozo majestuoso.
Pozo divino.
*****
Dulcemente le susurra:
Haz parada en tu camino.
Con sus mormullos juguetea
Mil colores en sus crestas
Al romper el sol la sombra
Que los arboles señorean
*****
Al instante mil remolinos
Por miedo a lo desconocido
Truchas, anguilas y demás compañía
Dueñas del remanso en el camino
Le dan la bienvenida.
*****
*****
Conocido en Laciana era
El pozo de Rioscuro
Famoso por sus truchas
Que en el arte de la pesca
Exigente es de paciencia
Y no de prisa.
*****
Lugar por mi PADRE preferido.
Buen aficionado era.
La vista le limitaba,
Para luchar entre maleza.
*****
La lombriz era la estrella
Vilmente sacrificada.
Para servir de señuelo
A truchas receladas
*****
El domingo era la espera
Cesta, caña y lombricera
El bocadillo en el morral
Y la bici en la bajera.
*****
De Caboalles, el de abajo, hay que partir
Los castañares su
espectador.
Villablino reconocido
Rioscuro le pone
el fin.
*****
Nervio pone en los pedales.
Más con la vista incompleta
Su hijo le complementa
Con las manos en
el manillar.
*****
Sentado sobre la barra
Firmes mis brazos
en el guiar.
Orgulloso me sentía
Como en un barco su capitán
****
Observaba a mi PADRE
y no le oiga quejar.
EL ponía el combustible
Y yo ojos como un ave rapaz
*****
Nuestros pies en el destino
Indemnes del principio al final
Pusimos paso en el barranco
Que protege
nuestro raudal.
*****
Vestido de gala está
Recibiendo aguas
nuevas
Despidiendo a las que se van
En su incesante caminar.
*****
Sonríe cuando nos ve
Silencio a sus moradores.
El artista de la pesca
Inicia sus preparaciones
*****
La caña en situación.
Moruca viva, exquisita carnada.
Un cascabel en el puntal
Estrecheces visuales,
sonora a raudal
*****
Mi PADRE me hablaba
De grades truchas y anguilas
Al tiempo que me comisiona
A por cebo a la tablada.
*****
Maravallos y gusarapa
bajos los cantos
Que recojo con esmero
Al tiempo que lo vigilo con un ojo
De la caña su
puntero.
*****
Embelesado quedo al contemplar
El envoltorio del animal
Guijarros diminutos
De la larva hace un canuto
*****
Gusano de la mosca de la piedra
Generosa en los meses de verano
Que en tu primer
caminar
Para las truchas un manjar
*****
Alerta en mi
persona
El cascabel se ha activado
La caña se ha deformado
¿Quizás.., pieza en la mano?
*****
Mi PADRE se prepara
Instinto, tacto y oficio
Pone a funcionar
Templa la caña y a esperar
*****
Los cimbreos de la vara
El peso muerto de la pesca
Hace de la captura
Un sospechoso ejemplar.
*****
En la lucha deja ver
Movimientos desconocidos
Un gigante ejemplar
De provecho para el canastillo.
*****
Me quedé petrificado
Cuando el extrño pescado del agua
Su hocico había sacado.
Su cuerpo desasistido
De branquias y descamado.
*****
Un horrible animal
La lombriz se había tragado
Que del fondo del
pozo
Se resistía a ser
pescado
*****
Gigante, en verdad, era
De figura monstruosa
Que no era una trucha
Sino un tremendo sapo
De piel verrugosa.
*****
Contemplaba la escena
Desde lejos paralizado
Los cimbreos de la caña
Timorato, mi PADRE,
En el tanteo.
*****
Desconfiado mi PADRE
Del producto del anzuelo
A lejos lo
mantiene
Podría ser un encierro.
*****
Privado de la
vista estaba
Del oído se valía,
Apoyo de los otros tres
Que el caso requería.
*****
En el arte de la pesca
Más que el diente es la pelea
Conocido es el cimbreo
Que en su riña,
la trucha crea
*****
Mis pies paralizados seguían
Las historias de
los sapos
A mi mente me venían:
Meadas, venenos y aversión
A fuego y hierro
en mi mente gravó.
*****
Mi gran pescador
Astuto, avispado
y con profesión
A distancia mantiene
Al gigantesco sapo
Que dos kilos pesaba
en mi apreciación.
*****
De la cesta navaja saca
Tiento hábil y oportuno
Corte propina al sedal
Con anzuelo,
Contento se va
animal .
*****
Desaparecido el peligro
Recupero la movilidad
Me acerco a mi PADRE
Y comentamos lo sucedido
*****
La naturaleza del animal
Mi PADRE había reconocido
Que tampoco le gustaba
Pescarlo para cocido.
*****
De esta experiencia recuerdo
De mi PADRE su sonrisa
Que lejos de disgustarse
Por sus ojos ennegrecidos.
de regocijo fue
para los dos lo sucedido.
*****
PADRE, robar al olvido quiero
Un trozo de nuestro tiempo
Sorprender al pensamiento
De toda una vida,
Un momento
Y darle existencia intento
Con letras, palabras
y versos.
(Dedicado a mi PADRE.)
Jose Luis Rodríguez García
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
Alegoría_1
Ya trote sin jinete ruge
Alimento de un colapso
Bata blanca justiciera
La vida me está llevando
Noche y día. Luz y sombra
Amigablemente conversando
Sus palabras son miradas
Que en un papel se están fijando
Tornase el mal en bondad
La amargura en disfrutar
La gente muda su alma
El amor vuelve a reinar
¡Ay Los médicos!
José Luis Rodríguez García
________________________________________________________________________
________________________________________________________________________
Soneto_1
(Comunión)
Ya cincelada el
alma del cristiano,
Padrinos, el
sacramento esperado.
El misal, mi crucifijo añorado.
Traje blanco,
vela soñada en mano.
Ojos con lágrimas de compañía.
¡Ay Cuerpo y
Sangre de ajeno alimento!
Celebración Cristiana mi lamento.
Mi pequeña alma de dolor teñía.
Alma descarriada rauda acude
a la capilla huérfana
de abales,
Al Señor, pide,
su pecado mude.
Luz y pureza en
mis sencillas ropas
Presentes a mi fiesta
mil querubines
Dulces brindis con
celestiales copas
José Luis Rodríguez García
_________________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________________
Primera Comunión, “Sin traje”
Sigo hurgando en mis recuerdos.
Ahínco pongo en el
desgaste
Fatigoso del olvido.
Que estrujar los años quiero
y florezcan sus secretos
*****
Alto alcanzo en recordar
Que de frente yo me estrello
Con Ocho años al pasar.
Y una celebración de estreno.
*****
Preparativo para el evento
Iglesia es nuestro hito
Dispone nuestro corazón
Para recibir a Cristo.
*****
Biblia, vela y rosario.
Traje y padrino deseado.
Reluzca mi uniforme en blanco,
símbolo de pureza del Bautismo.
*****
Fecha en el calendario
Prisas en solicitar
La prenda de vestimenta
Que no acaba de llegar
*****
Amor tan condicionado
Que la escasez lleva aparejado
No remueve las conciencias
Si no eres adinerado
*****
Un familiar allegado
Del gremio de la aguja era
Dio por olvidado el reclamo
El taje a tiempo no ha llegado.
*****
Día de la celebración
Los niños a montón
Radiantes van a la iglesia
Y yo sin confesión.
*****
Terremoto en mi vida
No entendiendo la distracción
Aledaños de la iglesia
me consuelan
Para otros... ven bajar a Dios
*****
En mi conciencia un tormento
He llamado al cielo en sus puertas,
Concedida la dispensa
Otros niños el
Señor alimenta.
*****
Calma ponen en mí llorar
Que a mi madre duele lo informal
Tragedia para un chaval
Que no sabe como remediar
*****
Era tanta mi tristeza,
Era tanto mi dolor,
Que mi madre, sabia
Solución le dio.
*****
Domingo huérfano de fiesta
Iglesia sin pétalos de flor
Música que no se oye
El silencio es un
clamor
*****
Domingo penado está
La comunión con Dios se ausenta
La soledad me
encuentra
Intentando buscar a Dios.
*****
Me miro entre las manos
En busca del misal que no veo
El reflejo de mi
imagen
Que desabrigada la tengo.
*****
¡Obligada ya la cera que
Se queme con su llama,
Que es la luz de Cristo
Que me llame a su cena.
*****
Antigua Iglesia
La anciana del Valle
Santa María La Real
Ahí me han de confesar.
*****
Altiva espadaña
Cargada de sonido
Dos campanas la presiden
Nido de cigüeña la ciñe.
*****
Un mueble con celosía
Que ante él se postraban
Unas piernas
enlutadas
Con cabeza apretujada
Por un velo que la cubría
*****
Susurraba en entre los
dientes
La enfermedad de su alma
Que el cura intentaba remediar
Con severa penitencia
*****
Bendición como señal mandaba
Delata del oficio su final
Por medio de un leve gesto
El cura me solicita el pasar
*****
Me arrodillo.
“Ave María Purísima”
Mi primera comunión es,
Su mente se puso al
revés.
****
Capellán en ministerio
Sorprendido en el relato
Estiró el cuello a lo gato
Que los hombros extravió
*****
Inspecciona
al chiquillo
Si de un niño se trataba
Descartando la trastada
De algún mocoso atrevido
*****
El padre confundido
Sacada sus conclusiones
La estrechez su motivo
El Sacramente enrarecido.
*****
Relato mi confesión
De inocencia rebosando
Cumplo mi penitencia
La Santa Cena esperando.
*****
Iniciada ya la misa
Al diablo y sus tinieblas
Derroto con tanta fuerza
Que sepultados quedan
*****
Me reclaman a la cena
Que tanto me ilusionaba
Creí que estaba solo
Pero era en apariencia
Pues Dios conmigo estaba
En la celebración de la FIESTA.
José Luis
Rodríguez García
____________________________________________________________
_____________________________________________________________.
La Lombriz
Abrase ya las Puertas
Para acompañar el susurro
“Bilaxos” ya están maduros
Pronto truchas expertas
****
Mermados los sentidos.
Pugnan cuatro contra uno.
Todos ellos en apuros
En satisfacer lo convenido.
*****
Recreo en las manos tiene,
Ansía en el corazón,
El alimento de los truchas,
Mora en
frondoso terrón
*****
Si el sentido del oficio
Débil es en su visión
El tacto toma ventaja
Para darle solución
*****
Pugna rara la del gusto,
Que su empuje da al
intento
Pues el dueño del terreno
Gusto raro da al paladeo.
*****
Extrañeza desquiciada
En su intento la audición
Que para seleccionar la presa
Agudiza su atención
*****
Desdicha del olfato
Que se afana en su trabajo,
Trompa más que napias
tiene,
Adivinando lo que hay debajo.
*****
Habla el gusto y el olfato
El oído y hasta el tacto.
Colofón están poniendo y
Consenso entre los cuatro
*****
Gracias ponen en las manos
Y reinado dan al tacto
Cejas se vuelven sus uñas
Grandes ojos sus pulpejos.
*****
Ambos en la faena
Pescador y tacto alerta.
Empuñando su “picaxu”.
Y en cintura la
“moruquera”
*****
Adivinado más que visto
La lombriz en su aposento.
En húmedas galerías vive
Hojas y tierra es su
alimento
*****
Informado el pescador
Fruto de un hábil manejo
Lombrices en su morada
Se produce el lanzamiento.
*****
Golpe demoledor propina
Que de un colapso sucumben
Las lombrices cercanas
Y las durmientes vecinas.
*****
Brazos de gigante,
pensaron.
Los animales desahuciados
Que los cimientos de su
casa
Resquebrajados han quedo.
*****
Convulsión sigue al
impacto
Que arrancados los
cimientos
Dejan sin techo sus
aposentos
Y del agresor indefensos
*****
Un tapín, de carne
generoso
Esponjado y bien mullido
Desgajado de su madre
Ya por nadie es atendido
*****
Ese hombre despiadado
Que cual cabellera sesgada
Por la hierba y no por
pelo
Por el cielo las airea.
*****
Presa bien cobrada
Todos los dedos se afanan
En apropiarse del trofeo
De lombrices bien
atestada.
*****
Es tanta la habilidad
Del titular del saqueo,
Más que manos son imanes,
Cada uno de sus dedos
*****
Ya no había salvación
Tacto y pulso acertados
Ya del tapín no ha quedado
Más que esqueleto
solitario
*****
Cercano fue el recorrido
Que del hogar a la lata
Apenas se despereza:
Alargarse y encogido
*****
Nuevo hogar en apariencias
Tierra humedad y hojas
muertas
Resulta claro en un
momento:
Servir a las truchas de alimento
(La pericia de mi padre, que al faltarle la vista, las lombrices para la pesca al tacto las cogía)
José
Luis Rodríguez García
___________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________
Mi primer empleo (Cine Caboalles)
No recuerdo de jornada su
soldada
Ni de fiesta sus halagos
Inexistentes sisas ha costumbre
Ni efectivo ningún pago.
*****
Día de fiesta en el
calendario
De obligado cumplimiento era
El esmerarse en la tarea
De lucir calzado y prenda
*****
Relamido mi peinado
De aspecto bien estirado
Como un rey yo me sentía
Al sentirme adinerado
*****
¡Qué banquero tan menudo,
Que en exhibir sus
caudales
No deja ver, de la moneda,
su brillo
Sino atronar con su sonido!
****
Busco a hurtadillas
Las presencia de un vecino
Que cuando lo tengo a tino
hago sonar, de las monedas su trino
*****
Con disimulo las muevo
Todas ellas con esmero
Que parezca su tronar
tener el bolsillo lleno
*****
Entretenido camino tengo
a cada vecino que encuentro
Atronó con el sonido
siembro su desconcierto
*****
Enfermo el bolsillo noto,
Mareo le produce el tiente,
agito continúo al peculio
Que le parece de mal gusto
*****
Inquiere el contenedor
Sobre la exactitud de fortuna
Que al juzgar su regocijo
Se le antoja tesoro muy
prolijo.
*****
Pasmado el bolsillo queda
Cuando la cantidad se le
aclaró
Diecisiete pesetas eran
Que parecían un millón.
*****
Rozagante banquero
insistió,
Presumiendo en su camino
Que del barrio de María.
El Cristo ya había concluido.
*****
Día de cine era,
Cartelera para niños,
Gran local en Caboalles
había
Que a la chavalería seducía
*****
Franqueada ya la entrada
Con siete pesetas se hacía
Más mis fondos resistían
al desahucio insinuado
*****
Niño comerciante era,
Maestro fue la escasez
con nueve años
cumplidos
Con MANOLO yo negocié
*****
Ilusión y fantasía
cintas grandes se reproducían
Triste era el mirar
A otros entrar y disfrutar.
*****
Mano de obra necesita
Que a la escoba de alegría
lustro a la sala era
Que reluzca cada día
*****
A Salvo el capital quedaba,
Jaspe como tal la sala,
mundo de fantasía disfrutaba
Sin gastos para la entrada
*****
Rufino es mi hermano
con buen ojo para el negocio
Que reparó en las
golosinas
Para formalizar un
contrato
*****
Sin coste era el disfrute
Que de lejos veía la
escoba
Cesta con caramelos porta
Al comienzo y descanso.
*****
Gollerías
ofrecía
A toda la chavalería
Que de su venta convenida
era
Un duro o cinco pesetas.
*****
Manolo su propietario
Del negocio sale despeñado
Que por cada caramelo
vendido,
Samaniego, tres se ha
tragado.
*****
Glotón en las golosinas,
Perplejo deja a su hermano,
Que observando sus
carrillos
Repleto lleva su boca
de chicles
ajenos ya mordidos.
*****
Remuerde mi conciencia
El precisar de mi hermano,
de filatero me ha acusado,
Que al terminar la jornada
No era él sino yo
Quien cobraba el duro apalabrado
A MI HERMANO RUFINO, AL QUE MUCHO QUIERO, Alias “SAMANIEGO”.
En este relato José Luis tenía nueve años y Rufino siete)
José Luis Rodríguez García
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__________________________________________________________________________________
Soneto_2
Ahíto siéntame que ojo
engaña
Prisionero de
inclemente gula
Sufriente Ahusada mi
figura Anula,
Qué control no encuentro en la dulce saña.
El artesano, alma de miel
y caña
Sonrisa de caramelo, ojos de bondad y ternura
De arrope y almíbar se
viste tú figura
Cosecha de tus manos,
ambrosía y maña
Mazapán de manzana
coronado,
Un pellizco da paso a una hartura
Pone fin a tal desmán sentirme observado
Oculta de manjares receta son
Rufino, el maestro, en León
conocido,
Iris, gastronómica
corte su mansión
(A mi hermano Rufino )
Jose Luis Rodríguez García
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____________________________________________________________________________
LUIS “El zapatero”
Gotas de lluvia.
Cálidos
gorgoteos de sol destellantes.
Esencias del saúco.
Briznas de estiércol.
Melodía de cencerro y leche.
Polvo negro.
Cumbres de pizarra.
*****
Alimento.
Pie mojado.
Filigranas de hambriento gorrión.
Lagartija emboscada
Paladar de fruto extraño.
*****
Alimento
Manjares del corazón.
Nutrientes del alma.
Raíces de la infancia.
Flores de la adolescencia.
Refugio de la sonrisa.
Universo inagotable de felicidad.
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Alimento.
Robusta simiente
de cielo
inagotable.
Cosmos infantil.
Discurrir curioso.
Prodigio de olores.
Milagro para los ojos.
Magia en los sonidos.
Sustancia en el tacto.
Sabor a miel.
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Alimento.
Arrincono los guijarros con ardor.
Escruto los rincones más ocultos.
La soledad del Cristo.
Afanado herrero.
Viaducto de
mi pueblo
testigo de nuestras vidas,
guardián
de molino,
inerte en su camino.
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Alimento.
Alimento de mis sentidos.
Alimento en mi vida.
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Enfermos y desahuciados,
del remendón
solicitan sus cuidados,
desvelos
y curación.
Manejos virtuosos
en su
salvación,
reclaman mi atención
*****
Mastican los
manjares
los dientes de
la retina.
Chorros de sensaciones
se aglutinan en
mis pupilas y
en su camino se
desorientan
desatendiendo la razón,
anclándose en el alma.
*****
Naturaleza
vengadora,
artesano de sus paseos privado.
Trueque en sus
piernas haces,
gacela en libertad tornas
en trinos apagados.
Rotas sus velas
dejas.
Oscuro viaje a
través de la vida.
*****
Museo de pies
exangües,
Solitarios,
callados.
Pétreos e
inertes.
Mudos cueros.
Gomas de mil
caras.
Mucílago
embriagador.
Ejercito de
fatigosos zapatos.
*****
Sepultado por
pegajosos despojos.
Trincheras de
moribunda zapatería
Montañas de
desorden,
escrupulosamente
ordenado.
Virutas,
recortes y
agujereados escarpines.
Cuerpo aprisionado
en una celosa mortaja.
Sudario de ceñido
cuero
mil veces herido
por cuchilla
traicionera.
Zarpazos de engrudo,
vahos, tintes.
Asfixiantes y
pegajosas virutas.
*****
Hábito abnegado
y celoso,
paciente en su
destino,
la otra piel resignada,
pegada a su cuerpo;
el sempiterno mandil.
*****
Mis ojos observan el museo del horror:
huellas de
pisadas acartonadas,
extremidades sin vida,
quietas.
Huestes de
mutilados.
Mil zapatos
gravemente enfermos.
Doliente y
quejosos.
Lánguidos,
exhalan suspiros
con ruegos al
Ángel del Calzado
restañar sus heridas.
*****
Zapatero de
velas rota,
de nombre Luis,
apodado “El
Muletas”.
Resignada víctima
del caprichoso destino.
Custodia su sitial los
apoyos de su
trotar.
Sobre un escabel
descansa su
cuerpo,
mitad tronco,
mitad madera.
Piernas en verdadera
enemistad con la
razón.
Quietas,
destartaladas.
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En auxilio de
sus movimientos,
raudas acuden
las manos,
corrigiendo con
avidez
lo que el juicio
desobedece.
Brazos y manos,
en estrecha
armonía
con el mandil,
cobijan los maltrechos
y
resignados
miembros de trapo.
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Generosidad de sus piernas,
fuerza y
habilidad regalan
a brazos
y manos.
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Ataviado con un
guante de cuero
Acomete cada
intervención del enfermo
con habilidad y
destreza no
conocida.
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Lezna, yunque, martillo,
aguja y cuchillo,
acompañan al
enfermo.
Son tan graves
sus heridas
que un inocente cáñamo
recibe los bálsamos
del cerote,
embrujo de pez y
cera,
troncándolo
acorazado.
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Ojos de niño
entusiasmado,
atraído y
embelesado.
Viendo al
maestro zapatero
revivir al
desahuciado,
sanando
mágicamente zapatos.
Colocarlos en
los estantes,
con salud y
abrillantados.
*****
Alma inundada de bonhomía,
A todos los
niños guerreros
gomas les regala
para el tirador.
Esas lengüetas
tan apreciadas,
repuestos de
valioso uso,
al languidecer una,
otra en nuestras manos puso.
*****
Si en el fragor de
la lid,
el balón sale
mal parado,
y la suerte te
permite
un balón
reglamentado,
subsana su alma
en pena,
por un pinchazo
en la faena.
*****
Hay suerte en la
fortuna,
que la bici en
su casa tiene cuna,
más si en
pedaleo
con infortunio
la rueda sufre
un pinchazo
o se le hace un
nudo,
es oficio del
remendón
acudir presto en
auxilio.
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Santo para los
niños,
salvador de
sus fortunas;
si bien reluce
su bondad
también se abren
sus
ventanas de los diablos
por donde deja
escapar
exabruptos bien
atinados.
*****
José Antonio de
nombre,
y Calleja de
apellido,
a la zapatería
resuelto acudió
y, con un tono raro, al
Maestro Luis
se dirigió:
¡”Muletas”!
¿Me arreglas
esto?
Guindilla
puso en sus ojos,
escupida por
tal expresión.
Demonios le salieron
a raudales del
corazón.
Gritos y
reproches,
culebras, sapos y
hasta algún camaleón.
Ojos y manos
buscaban
proyectiles y
munición
para reparar el
agravio,
propinando al guaje
algún chinchón.
*****
Rival Jose Antonio no tenía,
descompensada limitación,
si bien carrera
emprendió,
amenazaba un
zapatazo traidor.
(Mi recuerdo a
Luis El Zapatero. Por su buen hacer con los chavales de Caboalles)
José Luis Rodríguez García.-
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NIEVE
Nieve de fresa,
nieve de limón,
nieve primavera,
aguanieve.
Nieve Lacianiga,
nieve de niños,
nieve con cerezas,
nieve con nieve.
Nieve con almíbar,
nieve con carbón,
nieve y carámbano,
aguanieve y sal.
Nieve en las heridas,
nieve en las entrañas,
nieve en las penurias,
nieve en el socavón del alma.
Nieves no te nieves.
Nieves fortaleza,
Nieves de escaños repletos
Nieves libertad.
José luis Rodríguez García
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El Segundo Acto
Pergamino de mi vida
De borrosas letras
Tinta
diluida en lágrimas
Fuertes
cimientos
Techo
de huérfanas paredes
Piel
de melancolía y sueños
Postrero
acto del camino
Del cegador
telón liberado
Mil
pasos ciegos
En
uno todo lo veo
La luna vieja
La
otra cara me enseña
Libero
a mi cuerpo
De la
manzana su prisión
Fugitivo
del fruto del
Divino
Hacedor
Hambriento
me siento
Sagaz
mi vista es
Mi cuerpo templo
Donde
duerme el sol
Montes,
prados, ríos
Brisas
y un ruiseñor.
Freno
en el tiempo noto
La sonrisa
de una ardilla,
La acechanza
de una flor
Indefenso
yo me veo
Derrúmbense mis murallas
Siento
la mano de Dios.
(Cuando disponemos de más tiempo, cambio en nuestras
vidas laborales, levantamos la cabeza y descubrimos un mundo que por nuestras
prisas y preocupaciones no descubrimos aunque lo tengamos delante de las
narices. Ese tiempo nuevo afina nuestro paladar y potencia el resto de los
sentidos, que hasta ese momento parece que lo tenemos atrofiado. )
Jose
Luis Rodríguez García
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